Crítica- Dying breed (2008)

“Terror australiano algo flojo”

Jody Dwyer es un nuevo director australiano que se apunta al carro de las recientes producciones de gènero provenientes de ese país, parece ser que en los ùltimos tiempos países con menos tradiciòn se estàn poniendo las pilas, algo de agradecer. El elenco de jòvenes es conocido, salvo Mirrah Foulkes todos han participado en productos de gènero. Tenemos a Leigh Whannell de la saga Saw, a Nathan Phillips de Wolf creek y a Melanie Vallejo la power rangers azul de Power Rangers Mystic Force, del resto del elenco solo puedo destacar a Ken Radley visto en Dark age.

Nina viaja a Tasmania para realizar una investigaciòn sobre el tigre del lugar, y la desapariciòn de su hermana, acompañada de su novio Matt, un amigo de este, Jack, y su acompañante Rebeca. Acabaràn alojàndose en el poblado de Pierce, en honor al antiguo recluso canìbal, donde poco a poco iràn embarcàndose en una horrenda pesadilla donde seràn perseguidos por un lunàtico. Ademàs el tigre harà acto de presencia, pero solo presencial.

Nuevo terror proveniente de Australia, algo que remarcar, no tanto por la calidad de la propia pelìcula, ya que es lenta en exceso y cuenta con un guiòn bastante flojo o mal plasmado en imàgenes. Con la clàsica trama de pueblo de paletos con tradiciones arraigadas que alimentan a un canìbal tipo Las colinas tienen ojos o la mas reciente Camino sangriento por el bien de la tradiciòn.

Aunque esta interesante idea no quede bien plasmada, al igual que la incursiòn del mìtico Tigre de Tasmania que solo aparece en los crèditos iniciales y en un momento puntual de la cinta, sin aportar absolutamente nada a la trama.

Al menos las calidades tècnicas y las localizaciones son remarcables, aùn siendo el clàsico pueblo semi abandonado està muy bièn caraterizado. En muchos matices me recordò a la cinta Calvario, tanto por la atmòsfera como por la planificaciòn de los pueblerinos, en el sentido de lo bueno.

Los jòvenes tienen un perfil muy tòpico que unido a interpretaciones justas no mejoran la cinta. Destacarìa a Nathan Phillips como amigo sobrado, forzado al màximo pero siempre en su sitio, gran actuaciòn ¡y brutal final! Lo malo es que la cinta tarda mucho, muchìsimo, en arrancar, como los ùltimos survivals por cierto, algo que crea un tedio horroroso en el espectador que llega a desesperar.

Encima cuando la acciòn comienza a aparecer no lo hace de forma radical o definitiva sino en pequeñas dosis, lo cual personalmente me desesperò. Aunque bien es cierto que ayuda a prepararnos para la siguiente secuencia, la làstima es que en esta pelìcula la siguiente escena era igual y al final lo que nos queda es el final de la cinta, nada mas.

El gore aparece casi por reclamo, eso que es de calidad y bastante salvaje, el canìbal de Alexander Pierce està bastante bièn caracterizado y tiene muy mala leche durante todo el metraje. Genial el plano de la chica mutilada, aunque està deseoso de procrear, que es el objetivo final de todo el asunto.

Pero toda la parte final, la primera parte del final, es algo tosca y previsible, al menos el final puro es sorprendente y de lejos es lo mejor de toda la cinta. Làstima que estè demasiado trillado esto de los dobles finales. Otra cosa, el tema de los dientes està fatal tratado, con la de juego que pudo dar.

Terror australiano algo flojo cuyo gran lastre es lo que tarda en arrancar y comenzar a mostrar algo, aunque una vez que comienza va despacito y no se sumerge en unos intensos momentos, como pasa con otras cintas australianas como Wolf creek o Storm warning, que son sin duda superiores a esta. Y eso que esta tiene mejor idea original, esa uniòn de dos mitos locales, el tigre de Tasmania y el caso del canibal real Alexander Pierce, del cual hay una cinta titulada The last confession of Alexander Pearce, daban para mucho mas. Una làstima.

Óscar Arias