Crítica- Humongous (1982)

“Slasher mìtico de principios de los ochenta con mas fama que otra cosa”

Tras el èxito de Noche de graduaciòn Paul Lynch se embarcò en su segundo slasher, ya con todas las caracterìsticas de este recièn creado subgènero, y que recientemente a retomado su aficiòn por el gènero de terror con cintas como Savage planet, Harvest moon o Nightmare carnival. El elenco se dedicò mayoritariamente a las series de televisión, haciendo esporàdicas apariciones en algunas otras cintas de gènero, como David Wallace en Dragones y mazmorras o Janit Baldwin en la anterior Ruby.

Ida Parsons està siendo violada, pero su padre, un millonario, suelta a los perros que matan al violador. Ida queda embarazada y tiene un hijo monstruoso creyendo que es una maldiciòn, entonces decide ocultarse en una isla propiedad del padre. Pasados 36 años Eric junto a sus hermanos y unas amigas estàn de viaje por el mar cuando encuentran a un naùfrago. Ademàs ellos mismos naufragaràn e irán a parar a la isla de la señora Parsons. Allì comenzaràn a oír extraños gruñidos provenientes de algùn tipo de bestia desconocida, y pronto comenzaràn a desaparecer y a morir. Quizà no quede ninguno para poder contarlo.

Slasher con màs fama que otra cosa, con una de las peores fotografìas vistas en una cinta de este gènero, y es una pena. Y si encima le sumamos que es muy lenta, el guiòn parece estar hecho en una noche y que las muertes se hacen de rogar pues es algo incomprensible su estatus. Pero digamos que lo tiene merecido, ¿Y porque? Porque fue otra de las pioneras, para que engañarnos, y eso ya vale mucho.

Eso si, tiene un tufazo a Viernes 13 enorme y alusiones a otras cintas mìticas del gènero. Pero ademàs es puro molde de un slasher, salvo la lentitud en enseñarnos las muertes, que hay muy pocas solo cinco. Quizà si hubiesen aligerado estos momentos la cinta hubiese ganado enteros, pero que se le va ha hacer.

Ademàs lo de la fotografìa es algo que tira para atràs, durante todo el metraje estamos casi a oscuras. En ningùn momento vemos al monstruo decentemente, salvo cuando se le ha quemado al cara. ¿Quizà por miedo a hacer alguna careta digna? Ya que quemado es bastante cutre, pero es irreal. Asì cualquiera.

Las actuaciones son normalitas, algo tìpico del gènero. Los adolescentes tirando a absurdos que si merecen algo es morir por inmiscuirse, y el papel del naufrago ya me diréis para que sirve. Es el que explica a los chicos la historia, pero de una forma tan burda que queda bastante mal. El sonido es otra de las cuestiones tècnicas que tira para atrás ya que los gruñidos tienen tan primerìsimo primer plano que queda fatal y muy molesto, màs aùn cuando no disfrutamos nunca del monstruo en cuestiòn. Y oímos varios perros pero solo vemos morir a uno, que cosas.

El gore es muy escaso y se nos muestra muy de refilòn, pero tenemos un planito donde vemos los cadáveres, en la tradiciòn de La matanza de Texas, que es de lo mejorcito. Y el final, pues teniendo buen inicio se vuelve una locura algo rara. Lo mejor es la muerte de Carla, que la pobre pasaba por allì y es cazada, es una de mis muertes preferidas de los slashers de esa primera època. Y la lucha final entre Sandy y el monstruo es algo descafeinada, ni el fuego ni la “tontería” del palo… Esperaba algo màs.

Slasher mìtico de principios de los ochenta, con màs fama de la que se merece pero que es una buena forma de ver los arranques de este fantàstico subgènero que tantìsimas alegrías nos ha dado y sigue, aunque muy poco, dando. Con demasiadas carencias tècnicas y con una lentitud y poco dinamismo que tampoco es que ayuden en demasía pero aùn asì es de visiòn obligada a los seguidores de estas “joyitas” ochenteras.

Óscar Arias