Crítica- Ladrones de tumbas (1989)

“Slasher ochentero proveniente de Mèxico, sorprende el gore”

Coescrita y dirigida por Rubén Galindo Jr., su padre fuè un importante director de cine en Mèxico, que fuè uno de los pocos directores mexicanos que tocaron el gènero en la dècada de los ochenta, desgraciadamente, le debemos pelìculas como Cementerio del terror, Mutantes del año 2000 o El secreto de la Oujia. Làstima que nunca gozase de buenos presupuestos. Con un elenco bien conocido en tierras mexicanas, muchos actores de seriales, e internacionales, que ya participaron en la cinta Cementerio de terror del propio Rubèn Galindo Jr., como Erika Buenfil, Edna Bolkan, que tambièn rodò Pesadilla asesina, o Marìa Rebeca, ademàs del mìtico Fernando Almada, Los jinetes de la bruja, o Toño Infante, La caza del diablo, o Roberto Cañedo, Santo vs la hija de Frankenstein, o Tony Bravo, Furia asesina.

Unos jòvenes que se dedican a profanar tumbas para apoderarse de sus riquezas, daràn con la tumba de un antiguo monje satànico que jurò venganza siglos atràs, al quitarle sus pertenencias y el hacha que lo mantenía muerto despertarà y comenzarà a sembrar el pànico. Necesita una virgen para darle un hijo a Satàn, la elegida serà Olivia, pero su padre, el Capitàn Lòpez, tratarà de dar caza al monstruo. Al mismo tiempo Rebeca y Manolo, dos de los jòvenes profanadores, tambièn intentaràn acabar con el problema.

Slasher realmente tòpico pero bastante gore para provenir de Mèxico, en un època donde el cine de gènero dejò de tener la repercusiòn que siempre tuvo en ese país y que gracias al esfuerzo de algunos directores, entre ellos Ruben Galindo Jr., consiguiò mantenerlo con vida. Lamentablemente los presupuestos eran realmente bajos y el intento de distribuir el producto internacionalmente obligaron a dejar de lado las tradiciones mexicanas y centrarse mas en los modelos yankes, especialmente. Asì en esta tenemos una maldiciòn que harà referencia a unos descendientes, una demonio/zombie, que asesinarà indiscriminadamente, y el grupito de “héroes” que conseguiràn acabar con el mal, nada original, ¿no?

Pero esta cinta tiene un elemento que la hace ser recordada, su cantidad de gore y los pocos complejos a la hora de mostrarlo de forma gràfica. Algo poco habitual en la filmografìa mexicana. Veremos amputaciones, desmembramientos, hachazos en cráneos, manos que salen de cuerpos o paredes. Vamos un catàlogo que nada tiene que envidiar a otros tìtulos de la època.

Lo malo es el ritmo de la cinta o las calidades, ya que por momentos parece que estemos viendo un producto underground o indi, algo que no es.
Porque los personajes y sus perfiles dejan bastante que desear. Esto se nota en exceso en las actuaciones de los actores, a algunos se les ve algo desubicados o sin saber como representar su carácter de forma adecuada. Quizà una direcciòn de actores mas contundente hubiese ayudado, es curioso ver como todas las chicas solo gritan, constantemente, algo que llega a desquiciar, o los hombres que tienen roles, tambièn, muy bàsicos y tòpicos.

El monje demonio me recordò a nuestro Alarin de Marnac, pero de pasada, y otros personajes similares de la filmografìa ochentera italiana, con la cual guarda bastante similitudes, y no las pocas positivas que tenìan. Al menos el final es dinàmico, resuelto de forma algo pobre, pero efectiva, que nos deja satisfechos. Ademàs, ver cine de gènero mexicano siempre es gratificante.

Slasher ochentero proveniente de Mèxico, paìs al que le pasò lo mismo que Italia y en esta gloriosa dècada sufrieron un bajòn artìstico, dentro del gènero, brutal, del cual todavìa no se han conseguido levantar, algo que espero que pase pronto, aunque son muchos años ya. La cinta destaca por sus niveles de gore, no de sadismo ni similares, ya que la historia es muy tìpica y las calidades no sobresalen por ningùn motivo. De todas formas hay que agradecer a Ruben Galindo Jr. su intento de reflotar el gènero en Mèxico.

Óscar Arias