Crítica- Funland (1987)

“Absurda comedia con “apariciones” que trataron de vender como slasher sin serlo”

Estamos ante uno de esos títulos que siempre se vendieron como un slasher ochentero y que no tiene absolutamente nada que ver con el genial subgénero. Quizá este error sea debido a que su director,  Michael A. Simpson, es el responsable de la segunda y tercera entrega de la saga Sleepaway camp , AKA Campamento sangriento. Aparte, y como otra curiosidad de este título, los guionistas Terry Turner y Bonnie Turner, que coescriben el guion junto al propio Michael A. Simpson, fueron guionistas de la mítica serie Saturday night live.

Aparte, en el reparto encontramos rostros del todo conocidos por el aficionado, así vemos a William Windom “Huida del planeta de los simios” (1971), David L. Lander “Scary movie” (2000), Bruce Mahler “Viernes 13. Último capítulo” (1984), o Jill Carrol “Reto al diablo” (1988), entre otros.

La historia tiene todos los alicientes para hacernos pensar que estamos ante un pseudo-slasher. En un parque de atracciones un payaso, algo trastornado, decide vengar la muerte del dueño, y amigo, a manos de unos mafiosos. Pero la venganza resulta ser más estúpida de lo que cabría esperar. De hecho quien tenga la osadía de catalogar a este título como slasher debería hacérselo mirar.

Realmente estamos ante una comedia absurda y sin mucho sentido, usa un payaso similar al mítico payaso del restaurante McDonald’s, pero sin nada de gracia ni nada.

Por otra parte, Michael A. Simpson realiza una dirección plana y simplona, como sin gana alguna de hacer este producto. Aunque, al menos, los rubros técnicos cumplen, que no es poco. Nada destaca, y nada entorpece. Dejémoslo ahí.

Lo que más sorprende es ver pasar la primera hora de película y ver que lo único relativo al género son las fantasías de Bruce Burger, así se llama nuestro payaso, con el fantasma del dueño, y su disparo en la cabeza, y con los maniquíes de Humphrey Bogart y Marilyn Monroe. Si Michael A. Simpson hubiese tirado por esta interesante premisa otro resultado hubiese dado este flojo título. De hecho, estos son los únicos momentos cercanos al género.

Porque la comedia como tal no funciona, a mí al menos no me hizo ninguna gracia. Todos los personajes están estereotipados, lamentable la mujer que hace de policía al más puro estilo Loca academia de policía, pero sin un ápice de gracia. Otro personaje que no entendí, y no hace gracia, es el joven fotógrafo. Innecesario a todas luces. Y qué decir de la familia de mafiosos… dejémoslo estar.

Sí me gustó el perfil de Bruce Burger, el cual hace esperar siempre algo de él. O que bien pierda del todo la cordura, o que empiece una espiral de muertes, o algo… pero no, nuestro gozo en un pozo. Ni él ni su muñequito hacen nada que pueda destacar, porque, además, tiene un muñequito mal hablado que hace esperar algo, pero este algo jamás sucede. Al menos sí podemos decir que David L. Lander, dentro de su sobreactuación, al menos, cumple.

Por lo que poco más puedo decir de este título, a todas luces menor. Si buscáis un slasher ochentero huir de este título, es una comedia con algún toque negro y con unas apariciones fantasmales, pero muy del montón. Eso sí, la portada es del todo llamativa.

Óscar Arias