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Crítica- Knife + heart (2018)

“Neo-giallo en el mundo gay que se pierde en la historia que quieren contarnos”

Este nuevo siglo ha visto aparecer un subgénero nuevo, el Neo-giallo. Una revisión del estupendo giallo italiano pero modernizando algunos conceptos. Además están apareciendo obras de este tipo de distintos países, y ya no es un género exclusivo de Italia. Así, desde Francia nos llega esta “Knife + heart” del director Yann González. Siendo su segundo largo, y, curiosamente, ambos con una intensa carga erótica.

Porque este neo-giallo nos adentra en el mundo del porno gay, lo cual hace más peculiar esta propuesta. Además cuenta con Vanessa Paradis, cantante y actriz francesa que gozó de tiempos de mayor fama. Aunque en Francia sigue siendo un personaje relevante, y la cual ya trabajó con González en su primer largo. Ella interpreta a una directora y productora de cine porno gay que tiene un drama romántico con su ex novia, que, además, es la montadora de sus películas. Pero todo se complica cuando sus actores y colaboradores van apareciendo muertos de formas violentas.

Como podéis ver la trama es algo simplona, pero está bastante bien llevada hasta el tramo final. Y es que esta nueva ola de neo-giallos nos da una de cal y otra de arena. Teniendo, habitualmente, bastantes problemas con el guion y con la forma en que se finiquita la trama. Cosa que, lamentablemente, pasa en esta cinta también. Ya que este género parece que se vuelca más en mostrar imágenes y secuencias llamativas que tratar de urdir una trama compacta. Vamos, que es una historia más mostrada de una forma preciosista y colorista.

Porque la fotografía es uno de los aspectos destacados de este título. Como es tradición del género se usa una paleta de colores  poco habituales, y hasta tendremos escenas que son pura psicotronía. Con rojos, verdes o azules fuertes, quizá algo oscuros, pero que les quedan de maravilla. Todo ello grabado en formidable Techniscope. Igualmente la banda sonora es muy buena, ayudando al devenir de la historia y del personaje de Anne, interpretado de forma magistral por Vanessa Paradis. Comentar que la banda sonora es obra del grupo de rock alternativo y música electrónica M83, fundado, entre otros por Anthony González, que es hermano del director. Todo queda en casa.

Pero es Anne quien lleva todo el peso dramático de esta obra. Es la que pone cordura dentro de un universo gay pornográfico. Pero tranquilos, no hay nada explícito, aunque sí bastante erotismo. La acción está ambientada a finales de los setenta, así que podéis ir imaginando lo outsider del grupo protagonista. Pero no, no se hace de forma transgresora, ni mucho menos. Se les muestra rodando, trabajando y lidiando con la muerte de sus compañeros en un entorno perseguido. Y es que el mundo gay en esa época no tiene nada que ver con el actual. Eso que es Francia.

En cuanto al asesino, pues cumple con todos los rasgos característicos del género. Usa guantes negros de cuero, no se le ve la cara y mata de forma brutal. Principalmente con un consolador con forma de pene que resulta ser una navaja. Así, González se deleita en algunas de las muertes, aunque ciertamente pudieron ser algo más visuales, como manda el antiguo giallo. Es decir, cumple, desde luego, pero deja con ganas de un poco más. Además que no es que veamos muchas muertes, pequeño problema de este título.

Como es de esperar la aparición de la policía, al igual que algunos personajes secundarios, solo sirve para crear posibles culpables. Pero ni molestan ni ayudan. Están sin más. Ya que, principalmente, seguimos los pasos de Anne. De su infelicidad debido a su ruptura, dejando así, en muchos momentos, la trama del asesino en un segundo plano algo sorprendente. Para así llegar al tramo final. Y aquí hay un salto y un intento de resolver el misterio algo atropellado. No sé si es que el director pensó que contando con una actriz solvente, una buena fotografía y una banda sonora perfecta ya lo tenía todo hecho.

Así las últimas grabaciones de Anne y su equipo, rodando su gran película y que rememora a esas grabaciones del cine de terror baratas y cuasi clandestinas, introducen asesinos y momentos muy interesantes pero poco intensos. Casi lo mismo que pasa con la resolución de la propia película, que es muy tramposa. Y si bien cumple está algo forzada. Y sí, me refiero a todas las tramas de final. Afortunadamente todo el elenco cumple a gran altura, y hace que todos los momentos más forzados se lleven mejor. Incluido el desenlace del asesino en el cine. Pero todavía le doy vueltas a las licencias que toma el guión. Que sí, que está bien, ¿Pero más forzado no pudo ser? O quizá me perdí algo. Porque aquí hay un cierto abuso de flashbacks, y ya uno se lía.

Comentar que los elementos eróticos están muy bien tratados y no estamos ante una cinta destinada al público gay, ni mucho menos. Cierto es que tenemos gays, lesbianas y transexuales, pero todo mostrado de forma directa pero nunca explícita.

Por lo que tenemos un interesante trabajo que se vuelve algo loco en su tramo final pero que nos muestra a una Vanessa Paradis en muy buena forma. Y a un director que entremezcla, sin pudor el cine de clásicos tipo De Palma o Argento, y aun liándose un poco, no sale mal parado.

Óscar Arias

La Mansion del Terror - 6.1

6.1

Género; Neo- Giallo - Homosexualidad

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