Crítica- La serpiente y el arco iris (1988)

“Intento de retomar los zombies con vudú que queda algo apagado”

Dirigida por Wes Craven y basada en un libro de Wade Davis llega está incursión del zombie de Vudú en pleno auge del zombie canibal, contando además con una buena producción. No obstante Craven es de los directores de género mas grandes con títulos en su haber como Pesadilla en Elm Street, La última casa a la izquieda o Scream, aunque esta saga no sea santo de mi devoción.

Cuenta con un elenco conocido encabezado por Bill Pullman, visto en numerosas cintas de género, tales como En la piel del asesino, Independece day o Carretera prohibida, le acompañan Zakes Mokae, visto en La isla, Un vampiro suelto en Brooklyn o Cuerpo maldito, o Michael Gough, visto en El esclavo de Satán, Trog o Dr. Terror.

Dennis Alan es un antropólogo que es enviado a Haití a investigar la existencia de unos polvos que al parecer hacen regresar a los muertos a la vida. Allí se encontrará con la Dr. Marielle Duchamp quién le guiará por la ciudad ya que hay diversos intereses en esos polvos, además la situación política del país es muy complicada y las fuerzas de distintos brujos está en liza. Dennis acabará teniendo problemas con Dargent Peytraud, un caudillo que tiene atemorizada a la ciudad y que hace regresar a los muertos a la vida para servirle de esclavos. Dennis morirá y volverá a la vida para vengarse de Dargent, pero la mágia de este es ciertamente poderosa.

Una cinta de zombies con Vudú en pleno apogeo de los zombies caníbales que ya pusiera de moda Romero a finales de los 70 pero que en esta década tomaría mas relevancia gracias a los brutales zombies italianos. Este quizá sea el gran acierto de Craven en esta película, hacer algo original en la época, aunque nos venga a la memoria cintas como Yo anduve con un zombie o I eat your skin, aunque no se porque su dirección deja mucho que desear y la falta de fuerza, en conjunto, es enorme y acaba siendo una cinta interesante pero del montón cuando, claramente, tuvo entre manos un producto para haber dado un gran golpe sobre la mesa para convertirse en el director de género mas importante.

Además cuenta con una interpretación de Bill Pullman simplemente soberbia, sobreactuado cuando la escena lo pedía y reservado en otras, haciendo uno de los papeles mas memorables del cine de terror, así de claro. Encima el resto del elenco no le va a la zaga y, con diferencia, es lo mejor de la cinta, las intepretaciones. Ya que, incomprensiblemente, los ritos vudús no tienen la fuerza necesaria, ni vemos casi zombies, y pecan de la voz del narrador, que es el mismo Dennis Alan contando su historia.

Pero hay que reconocer que hay escenas con mucho poder, como algunos de los sueños de Dennis, o su propio entierro, o las apariciones de la novia muerta, o su primera aparición donde descubre que está protegido por el jaguar, aunque esto creo que sobra y no aporta demasiado. Ya que las siguientes veces que nos hacen recordar este detalle son las partes finales donde la cinta pierde completamente el norte y pasa de ser una interesante y terrorífica cinta de zombies mediante vudú a una película de combate entre magos con planos surrealistas, hombres superfuertes, y mucha parafernalia innecesaria que acaba desvirtuando completamente la historia.

Y es que entre la floja dirección de Craven y este final caótico la cinta nos deja un sabor de boca agridulce, eso que poder ver una cinta de zombies y vudú en los ochenta con este presupuesto no era nada sencillo y hay que reconocerle algunas secuencias terroríficas, pero viendo el resultado final se antoja escueto.

Fallido intento de Craven por retomar los zombies mediante el vudú, y eso que tuvo todo a su favor, especialmente una interpretación soberbia por parte de Bill Pullman que por si sola hace recomendar esta película, que si bién es entretenida se hace decepcionante por parecer que es un quiero y no puedo. Además de contar con uno de los finales con menos relación al desarrollo de la cinta que vi, parece mas una serie B que una cinta seria, pero con presupuesto y rodada por un director como Wes Craven.

Óscar Arias