Crítica- Penance Lane (2020)

“Híbrido independiente de subgéneros, que no acaba de despegar””

La película de terror independiente “Penance Lane” es de esas producciones con una historia oculta detrás. Os cuento, fue presentada como proyecto allá por el 2014, con el director de “Hatchet III”, BJ McDonnell, como responsable en una producción de Tyler Mane, el Michael Myers en los remakes de Halloween, entre otros muchos personajes. El rodaje comenzaría en 2014 con guión de Munier Sharrieff y se contaba con el ex guitarrista de Dokken George Lynch y el bajista James Lomenzo, de las bandas, White Lion y BLS, para encargarse de la banda sonora. Pero, cosas del cine independiente, el proyecto se aparcó.

Así, este 2020 por fin vio la luz este título, finalmente dirigido por Peter Engert, director de “Aftermath” en 2014, y contando con Tyler Mane como productor y actor principal. El guión se mantuvo, aunque pasó por la mano de otros tres guionistas hasta que se empezó a rodar. Y a saber que más habrá en esos años de parón, porque la banda sonora al final es obra de Jason Todd Shannon, y solo se agradece en los créditos finales a James Lomenzo, sin más. Cosas del terror independiente.

¿Y qué nos cuentan en esta “Penance Lane”? Pues tenemos una amalgama de subgéneros con casa maldita, tráfico de órganos, mutantes, y pueblo “misterioso”. Vamos, que han metido elementos de otros títulos que funcionaron y se dijeron, ¿Por qué no? Seguro que esto también funciona. Y la verdad es que lo hace en cierto modo, ya que siendo una simplona y flojilla cinta de terror independiente cumple su función de entretener, sin más.

El ritmo no es lo mejor, ni el montaje ayuda. Pero es que el guión y diversos perfiles son para comer aparte. Así no es de extrañar que el elenco sea tan desigual, siendo las mejores actuaciones de aprobado raspado. En serio, mejor verlo. Lo lamento mucho pero Tyler Mane está mejor cuando está oculto en máscaras o látex, porque actúa de forma muy pobre. Además, no sé si es que tiene algún problema pero le cuesta andar y hasta tenerse en pie. Una pena. Aparte en 2014 se publicitaron pósters muy llamativos, con él en la portada de forma imponente. Pero seis años después la cosa empeoró, y de qué manera.

Y claro, es el personaje principal, por lo que si ya de por sí está escrito de forma simplona y le sumamos una actuación floja pues imaginaos. Estamos ante el típico ex convicto que llega a un pueblo porque su compañero de celda le dice que en una casa dejó un botín de tres millones de dólares. Pero que la casa está maldita ya que perdió, de forma misteriosa, a su hermano y compañeros. Vamos, muy de estar por casa.

Por si fuera poco, sobretodo por forzado, al llegar al pueblo ayuda a una chica con el hijo del sheriff, y bueno, creo que os podéis imaginar fácilmente lo demás. Le ofrecen trabajo, la casa le acosa y se empiezan a desvelar diversos misterios. Porque luego, cuidado sorpresa, no todo es lo que parece. Así aparecerán mutantes, más o menos, y comenzará la acción.

Y la cosa es que todo funciona en su justa medida. Especialmente si se ve sin ningún tipo de pretensión, porque si no vamos apañados. Porque sí, tenemos un refrito tras otro. Por ejemplo, ¿Qué creéis que hay detrás de la casa? Pues sí, un cementerio de coches. En la tradición de “Las colinas tienen ojos” y similares. La casa tiene puertas y túneles ocultos, y mira que cuando nos la muestran desde fuerza parece bien pequeña. La magia del cine, digo yo.

Sí me sorprendió encontrarme con rostros veteranos del wrestling norteamericano. Así hacen un cameo, más o menos importante Booker T y Diamond Dallas Page. Lo cual me resultó, al menos, curioso. Del resto del reparto destacar la presencia de la joven Scout Taylor-Compton, que trabajó en las citadas películas de “Halloween” donde haría buenas migas con Tyler Mane. Ya sabéis cómo funciona el cine independiente, todo amiguismo. También tenemos a los veteranos John Schneider y Daniel Roebuck, que, indudablemente, vivieron tiempos mejores.

La caracterización de los “mutantes” es muy típica y es del todo acertada. Varios me recordaron al fantasma de “13 fantasmas” que tiene clavos en el cuerpo, y en general están muy bien caracterizados. Son como una familia de rednecks caníbales mutantes de los ochenta. Lástima que sean tan desiguales y estén dirigidos con varias licencias. Tanto de guión como de dirección. Unas veces son muy fuertes y otras más flojos que la mantequilla. Lo mismo pasa con la mujer, que es muy importante y la dirección, y montaje, no la dejan en buen lugar. Y esto sí me molesta, ya que esta “pandilla” era un filón a explotar.

Además, el problema de esta cinta son los diversos rubros técnicos, que son muy de estar por casa, y la dirección. Ya que si ya de por sí el guión es flojo tienes que hacer algo más, ya sea con gore, movimiento o creación de tensión. Y, la verdad, es que queda todo un poco en tierra de nadie. Así que nos quedamos con un título del montón recomendado para completistas o fans desprejuiciados. Porque cumple, pero por lo justo.

Óscar Arias