Crítica- Posesión alucinante (1989)

“Slasher mezclado con Mad doctor y poderes telequinèticos”

Tercera entrega de la saga Noche de paz, noche de muerte, esta vez dirigida por el especialista Monte Hellman, quièn ya dirigiese La bestia de la cueva maldita, Iguana o un segmento de Trapped ashes, ademàs de trabajar como productor o guionista en otros proyectos vinculados con el género. Con un elenco reconocible que ha participado en diversas cintas de género, encabezado por Bill Moseley, La matanza de Texas 2, La casa de los mil cadàveres o Thr3e, y Samantha Scully, que rodò muy pocos tìtulos donde destaca Bloodsuckers.

Están acompañados de Richard Beymer, Home the horror story o La presencia, Robert Culp, La herencia maldita o Xtro 3, Eric DaRe, Critters 4 o Ted Bundy, Laura Harring, El dìa de los muertos o The punisher, Elizabeth Hoffman, Lucifer, o Richard N. Gladstein, que participarìa en las tres ùltimas entregas de la saga tanto como actor como productor o guionista.

El Dr. Newbury està experimentando con la mente humana, para ello tiene como pacientes a Ricky, un asesino en serie que consiguiò salvar de la muerte, y Laura, una invidente con grandes poderes telepàticos. Pero este experimento conseguirà despertar a Ricky que tratarà de buscar a Laura sembrando un reguero de muerte a su camino, mientras el Dr. Newbury junto al Teniente Connely seguiràn su pista, les llevarà a la casa de la abuela de Laura donde està teniendo lugar un enfrentamiento a vida o muerte.

Slasher mezclado con Mad doctor y poderes telequinèticos, como en la reciente Viernes 13 parte 7 pero con Mad Doctor. Un planteamiento ciertamente interesante, desgraciadamente mucho mas de lo que la propia cinta nos ofrece. Ya que el guiòn es bastante calamitoso, el perfil de cada uno de los personajes es nefasto y exagerado, y las calidades tècnicas son muy justita. Aparte sumado a una direcciòn francamente desigual con cambios de ritmo imposibles y un montaje algo simple, consigue dejarnos una cinta con toques interesantes.

No obviemos que estamos a finales de la gran dècada de los ochenta y ese espìritu de por si elevaba la calidad de todos, o la gran mayorìa, de productos, pero que no deja un buen sabor de boca.

La forma de enlazar la historia con la propia saga, o lo que es lo mismo la forma de revivir a Ricky es igualmente calamitosa, aunque esta licencia hay que permitirla sin mas. Esto es un slasher ochentero no lo olvidemos. La caraterizcaciòn de Ricky me resultò algo cochambrosa, con ese gorro que deja ver su cerebro, muy del estilo Brain of blood de Al Adamson, y con fuerzas o poderes inexplicados y muy exagerados. Ya que aunque mantiene la fórmula del típico asesino del slasher, no consigue tener el empaque suficiente para llamar la atenciòn. Ni tan siquiera para pervivir en la historia del género, increíble la forma de destrozar las puertas de papel.

Ademàs las actuaciones, en lìneas generales, son muy malas. Bill Moseley como Ricky està perdido, quizà no por su culpa, Samantha Scully realiza una interpretaciòn nefasta que junto a un perfil de su personaje pèsimo deja una de las peores actuaciones de la dècada, en serio. Nunca vi una interpretaciòn de chica ciega tan cutre, por no decir nada peor.

El resto del elenco cumple, con menor pena que gloria, quizá los personajes mas interesantes estén desaprovechados, como El Teniente Connolly y Jerri, la novia del hermano, que hay que verlo, de Laura, que ademàs realizan las mejores interpretaciones.

Ademàs hay menos gore del esperado, mucho menos, algo que, evidentemente, no ayuda en absoluto. Al igual que un final sin tensiòn y alargado innecesariamente con momentos imposibles, aunque, me repito, permito estas licencias por el disfrute de la pelìcula, pero aùn asì no conseguì disfrutarla, una pena.

Slasher de finales de la dècada dorada del gènero donde hasta se permiten mezclar un Mad Doctor y poderes telequinèticos, con una fòrmula para continuar con la serie y las pericias de Ricky algo simple, aunque habitual dentro del gènero, los elementos relacionados con la navidad son para verlos. Lamentablemente las, a priori, interesantes pautas que tenemos se desvanecen en una cinta mediocre que no consigue transmitir nada, ni si quiera divertir o entretener debido a su ritmo desigual. En definitiva, nuevamente esta saga da un paso para atràs, con lo buena que es Noche de paz, noche de muerte.

Óscar Arias