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Crítica- El caso de Lucy Harbin (1964)

“Una excepcional Joan Crawford como “asesina despiadada” en manos de otro genio, William Castle”

En el año 1964 el veterano director y productor William Castle se embarcó en el rodaje de una de asesina psicópata, debido fundamentalmente a los recientes éxitos de “¿Qué fue de Baby Jane?” (1962) y, especialmente, “Psicosis” (1960), de hecho, contó con Robert Bloch, autor de la novela en que se basó la mítica cinta de Hitchcock, para escribir el guión.

¿Y qué decir de un director de la talla de Castle? Que siempre será recordado por la forma en que explotaba sus películas en el cine. De todos son conocidas las artimañas que usaba, llamadas “gimmicks” (Artificios), donde podía tirar esqueletos sobre la platea en plena proyección o dar descargas eléctricas en las butacas, sí, así era Castle. De hecho, en la premier de “El caso de Lucy Harbin” los espectadores fueron obsequiados con pequeñas hachas de cartón.  Decir también que además que rodó infinidad de títulos de género y fué el productor de la joya de culto “La semilla del diablo”, entre muchas otras. Vamos, todo un director de culto del cine que tanto nos apasiona.

Para protagonizar esta “El caso de Lucy Harbin” contó con la veterana actriz Joan Crawford, que dos años antes protagonizó la citada “¿Qué fue de Baby Jane?”, con sus consabidas peleas con su compañera de reparto Bette Davis. Además no fue la primera opción de Castle, y esta al ser elegida realizó diversos cambios, tanto en el elenco como en otros términos. Así pidió la presencia de la joven Diane Baker, vista años más tarde en la genial “El silencio de los corderos” (1991), para interpretar a su hija, o meter a Mitchell Cox, vicepresidente de la compañía Pepsi cola, donde ella tenía participaciones debido a que era viuda del presidente de la compañía, Alfred Steele, dentro del reparto. Aparte, podemos ver a  Leif Erickson, visto en “Invasores de Marte” (1953) entre muchas otras, George Kennedy, de “Endemoniados” (1988), aunque siempre le recordaré por su participación en la saga cómica “Agárralo como puedas”, aparte de veteranos como Rochelle Hudson, Howard St. John, o Edith Atwater.

La historia de Lucy Harbin es bastante conocida, una mujer decapitó a su marido y su amante y fue encarcelada en un manicomio durante veinte años. Pasado el tiempo se reunió con su hija, la cual presenció toda la matanza, y volverán a sucederse los asesinatos. Una historia con elementos de la asesina real Lizzy Borden, que fue llevada al cine años mas tarde.

Estamos ante una gran película, así de claro. Con un trama y un desarrollo del cual ya podrían aprender muchos directores actuales. Castle demuestra en esta ocasión, como en tantas otras, que es todo un experto dentro del cine de género y en crear atmósferas tensas. Así desde el espléndido inicio, con una Joan Crawford sublime, la cual nos deja una de esas imágenes recordadas por siempre en la mente de los aficionados al género, todo va creciendo en atmósfera y tensión. Quién no recuerda a la Crawford con una expresión desquiciada con un hacha en las manos… excepcional. Además, el bueno de Castle sabe en todo momento como llevar el ritmo y el tempo de la película, qué gran director.

En otro orden de cosas, apuntar que la fotografía cumple con gran solvencia. Los juegos de sombras cumplen a la maravilla, eso sí, sin ser un efecto excesivamente complejo ni tan exquisitamente trabajado como pasaba en las cintas de terror de la Universal. Pero el uso de estas sombras ayuda, y mucho, a la creación de tensión. El montaje cumple igualmente, y si bien es muy clásico de la época, este no desentona en absoluto. La banda sonora, por otra parte, ayuda en su justa medida, destacar la cancioncilla de las niñas cuando juegan a la comba, que es formidable, ¿Sabéis qué película de culto influenció? Sí, a “Pesadilla en Elm Street”.

Y es que todo el proceso de cambio de Lucy al regresar con su hija a la casa de su hermano es formidable. La trama, como apunté anteriormente, está llevada por unos derroteros magníficos. Así el espectador es partícipe en todo momento de la historia, e, igualmente, es atrapado por la historia en todo momento.

Y esto es debido a las excepcionales interpretaciones que podemos disfrutar durante todo el metraje. Joan Crawford está sublime. Da gusto ver a una actriz veterana, que en esos momentos no gozaba de su mayor esplendor, haciendo una interpretación de tantos y tantos quilates. Solo por ella ya vale la pena ver esta cinta, en serio. Además la joven Diane Baker es su compañera perfecta. Sabe aguantarla en escena y sabe posicionar su excelente perfil. Y lo mismo se podría decir del resto del elenco, donde solo desentona el joven John Anthony Hayes, que interpreta a Michael, el novio de la hija de Lucy. De hecho, es normal que este actor tuviese una carrera tan corta, haciendo un debut tan plano como este no es de extrañar.

También sorprende la cantidad de violencia visual que contiene esta cinta. Y hasta tenemos un par de escenas abiertamente gore, pero sin sangre. Así la decapitación de Leo, interpretado con mucha solvencia por George Kennedy, nos deja a todos a cuadros. No me imagino yo las caras del público de la época. Porque la primera cinta gore, “Blood feast” es tan solo del año anterior a esta.

La resolución de toda la trama es igualmente excepcional. Castle sabe jugar con los personajes, y aunque en esta parte haya momentos algo forzados, como la fuga de Lucy, toda la resolución nos deja del todo helados. Porque, y aun habiendo pasado cincuenta años, nos sigue sorprendiendo. Y, encima, Castle hace una cosa fantástica, y es explicar todo al final de la película. Esa secuencia donde vemos las explicaciones de los porqués del asesino siempre me resultó formidable, algo que siempre echamos en menos en no pocas películas.

Así que estamos ante uno de esos pequeños clásicos en blanco y negro, donde todo luce a las mil maravillas, y donde todo el elenco está al servicio de crear un gran título. Además, el bueno de Castle siempre tuvo muy buen ojo para realizar este tipo de películas.

En definitiva, un must absoluto para cualquier amante al cine de género, que no tendremos terror, pero tensión y sorpresas unas pocas. Y no olvidar, jamás, el final de la película, donde vemos el logo de Columbia con la mujer decapitada, con su cabeza a los pies, y la antorcha apagada. Y es que Castle era mucho Castle.

Óscar Arias

La Mansion del Terror - 8.6

8.6

Género; Drama - Terror - Thriller - Asesino en serie

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