Crítica- Repo Man (El Recuperador) (1984)

“Cinta punk con crítica social y unos “aliens” de por medio”

El director Alex Cox, siempre recordado por la película “Sid y Nancy” (1986), debutó con esta “Repo man”, también ubicada en el mundo de los suburbios y el punk. Decidiendo realizar una especie de crítica social con guión propio. Así le da palos al comunismo, crítica a los hippies, a Reagan, a los evangelistas televisivos, el futuro de los jóvenes, los posers punks que solo querían ropa y ser llamativos, y mil detalles más.

Todo ello mostrándonos a un joven que pierde su trabajo, es punk, de la época, y que se separa de su grupo de amigos y acaba trabajando de recuperador, los Repo man del título. Vamos, una especie de ladrón de coches pero legal. Me explico. Un “recuperador” es un “trabajador” que castiga robando (o “recuperando”) directamente la mercancía que el consumidor no pagó o que se atrasó al pagar. En este caso los coches. Vamos, derechazo directo al sistema capitalista. Comentar que el propio Cox trabajó de “recuperador”, o eso dice.

Además mezcla una trama extraterrestre, porque sí, estamos ante un título inclasificable y raro como él solo. Así tenemos a una especie de organización y al gobierno siguiendo a un Chevrolet Malibu que tiene algo en el maletero que desintegra a las personas. Parece ser que unos extraterrestres, ¿salidos del Área 51? Quién sabe, porque Cox quiso tocar muchos palos y, realmente, se perdió en no pocos momentos.

Ya que principalmente intenta introducirnos en una ciudad caótica y con pocas esperanzas para un joven cualquiera, donde sus padres están alienados por un predicador televisivo. Claro, ¿Os esperabais que no hubiese crítica a la iglesia? Faltaría menos. Porque, de forma bastante indirecta, se crítica a la iglesia, ¿Quizá evangélica? Además, el final es una declaración de intenciones total. El coche sale volando con los dos personajes menos alienados de la película. Los dos que van más por libre o tienen pensamientos más libres vaya.

Ya que poco se puede contar de la cinta, que es algo confusa, o ya lo fue en su día, imaginad revisada a día de hoy. Mejor es verla, y disfrutarla, ya que tiene, en muchos círculos, la aureola de “película de culto”. Aunque también esto es debido a su fabulosa banda sonora. Las bandas que forman parte de la misma son Black Flag, Suicidal Tendencies, The Plugz, The Circle Jerks, que son los que hacen una actuación en la película, o The Untouchables, que hacen un cameo. Y sin olvidar que el mismísimo Iggy Pop es el encargado de la canción oficial de la cinta.

Apuntar también que, como no, hay un recuerdo, y correspondiente palo, a la cienciología. Nuestro protagonista llega a quemar el famoso libro de Ron L Hubbard, “Dianética: la ciencia moderna de la salud mental”, de dicha creencia religiosa. Con un par.

Respecto al elenco decir que estamos ante el primer protagonista de Emilio Estévez, que vivió su época de esplendor en los ochenta con títulos como “El club de los cinco” (1985) o “La rebelión de las máquinas” (1986). Y se encarga de interpretar al chico que no sabe qué camino tomar en la vida, y realmente hace una interpretación tan hierática que no sé si es buena o no. Porque es muy plana y sin matices, pero parece que era lo que Cox quiso mostrar. Está acompañado del veterano Harry Dean Stanton, “Christine” (1983), que hace una muy correcta interpretación, y de largo la más recordada de la cinta.

Porque, me repito, no es un título sencillo, y o entras en su juego o estás perdido. Ya que la acción es algo simplona, y la ciencia ficción también, salvo en el final.

Lo más destacado es la crítica social, que tiene altibajos y de la cual podría hablar detalle a detalle, pero me parece bastante innecesario. Solo nos queda esperar a ver la resolución, porque hasta que llegamos a ella tenemos varias secuencias del todo ilógicas. Véase la “novia”, la mujer con la mano “metálica”, el grupo de punks, los Rodríguez, rivales de la empresa donde trabaja el chico, “Manos negras”, y diversas líneas de guión que son para no perdérselas.

Mención aparte para el veterano secundario Tracey Walter, que tiene un speach maravilloso mientras queman las pertenencias de un rico que debe dinero y al cual le “roban” el coche. Porque, ya os digo, Cox se quedó a gusto con todo y con todos.

Y cuando vemos el coche de marras volando al final con nuestros dos “salvados” ya ni sabemos qué ha pasado. ¿O quizá sí?

Así que tenemos una cinta de bajo presupuesto, diría que instaurada en el cine independiente USA de los ochenta, que mezcla diversos géneros, road movie, ciencia ficción y crítica social, que tiene más nombre de lo que finalmente es. Sobretodo vista años ha.
Comentar que el propio Alex Cox rodó una secuela en 2009 titulada “Repo Chick”, pero todavía no me atreví a verla.

Óscar Arias