Crítica- We summon the darkness (2019)

“Daddario es el gran descubrimiento en esta cinta que va de más a menos”

Ambientada a finales de los 80 en plena eclosión del heavy metal más transgresor con bandas “satánicas” viendo la luz se ubica esta cinta de sectas satánicas, asesinatos rituales, un predicador y jóvenes aficionados a esta nueva música. Donde Marc Meyers vuelve al cine de género dos años después de haber rodado “My friend Dahmer” (2017) bajo un libreto de Alan Trezza, responsable del guión de “Enterrando a la Ex” (2014).

En el mismo se nos muestra el típico viaje de tres jóvenes a un concierto de metal. Grupo formado por Alexandra Daddario, vista en la citada “Enterrando a la Ex” (2014), Maddie Hasson y Amy Forsyth, vista recientemente en la recomendable “Hell Fest” (2018). Donde se nos presentan como descerebradas y alocadas, las cuales acabarán entablando relación con un grupo de chicos y acabarán yendo a casa de Alexis. Y allí será donde todo vire de forma sorprendente y donde la dirección y, especialmente, el guión se embrollen a más no poder.

Porque durante toda la primera mitad todo funciona de lujo. Las chicas, la música metal, la incursión del predicador, que es muy sui géneris, y todo el resto. Así hasta que ellas se desenmascaran. Y una pregunta para los señores productores, ¿Por qué revientan la idea original desde la sinopsis? Ya ni que decir de los trailers. Si alguien esperaba alguna sorpresa estas son del todo echadas por tierra en el primer trailer. Es alucinante.

Y en este momento de desmelene de las chicas hacemos un estupendo descubrimiento, y es que Alexandra Daddario, más allá de ser una de las sex symbols actuales más demandadas, hace un papelón de psicótica alucinante. Lástima, como el resto del guión, que no mantenga el tono y que la vayan atontando. Porque es de largo lo mejor de la cinta. Su compenetración con Maddie Hasson en esos, por desgracia, escasos minutos son formidables. Mostrándonos un par de psychos adolescentes y perturbadas que cumplen a las mil maravillas. Lástima que luego, debido a guión y dirección, las acaben por estropear. Si hasta sus momentos cómicos son formidables y son los culpables de dejarnos la sensación de poder haber dado más, mucho más, toda la cinta.

Y es que este es el gran problema de esta cinta. Las decisiones de guión y dirección. Ninguna ayuda, sino todo lo contrario. Así en la ruleta rusa que eso supone perdieron de todas, todas. Porque los chicos están perfectos en sus roles, hasta que la acción se destapa. Aunque lo peor de todo es el personaje de Bev. Forzado hasta la extenuación, nada explicado y que se ve venir a leguas. Y no, no ayuda en absoluto. Así Amy Forsyth queda bastante mal parada, más aún con los dos pedazos de interpretaciones de sus compañeras, de verdad solo por ellas merece la pena ver esta cinta, me repito.

Al menos tenemos gore, muy forzado pero tenemos. Y aquí seguimos con las “licencias”. Porque que alguien me diga que por un tajo en un brazo el chico pasa las que pasa. No sé, habré visto demasiado cine de este tipo. Porque eso tampoco juega a favor de este título. Como esta cinta hemos visto mil ejemplos, como poco. Y sí, igualitos. Chicos jóvenes, cultos satánicos o religiosos, muertes y demás. Vamos, nada nuevo en el horizonte.

Igualmente la trama está ubicada, en su grandísima mayoría, en una casa de campo enorme. Donde irán apareciendo nuevos personajes para darle algo de vidilla a la trama, aunque algunos ni hacían falta. Que alguien me explique a mí para que sirve el policía. Menudo desperdicio. La madrastra al menos tiene algo, que tampoco es demasiado. Sí es interesante, y esperable desde que le vemos al principio y en el cartel, otro spoiler por parte de la producción, la aparición del predicador, interpretado correctamente por Johnny Knoxville. Parece que ya ha llovido desde que participase en la serie de “Jack ass”. Al cual le toca un perfil súper clásico que no le da para hacer ninguna floritura. Y desaparece sin más después de un golpe, pero de eso hablaré más ahora.

Porque en el tramo final desaparecen personajes sin más. Sí, sin más. Y me refiero al citado predicador y a Val. A esta la queman el pelo y ya nunca más se supo, ¿Alguien me puede explicar? Porque luego se supone que está muerta, ¿Cómo? Es que me pareció del todo alucinante. Como el predicador, al cual un asalto le tumba y ya nunca más se supo, pues vaya. Y es que el final está forzadísimo, y si bien cumple deja la sensación de haber visto una cinta que va de más a menos.

Así ni la actuación, y licencias finales, de Alexis, salvan este “licencioso” final. Donde tampoco entendemos porque Mark, que está claro que será el que se salve junto a Bev desde el principio, aguanta un disparo pero su amigo no una cuchillada en un brazo. Es que solo de pensarlo me produce la carcajada. Y nada que decir del final. Se quedarían agustito.

Mención aparte, que no puedo olvidarme, de la secuencia del jardín donde los seis jóvenes hablan de música. Y es de agradecer el detalle que tiene con Cliff Burton, fallecido primer bajista de la banda Metallica, al que siempre consideré el mejor de su época. Ahí me tocaron la patata.

Por lo que tenemos una cinta que empieza muy bien, tiene un tramo central muy potente que nos deja la gran sorpresa de una Daddario desatada y que va cayendo en picado. Así nos quedamos con una cinta que sabe a poco por lo que pudo ser y no es.

Óscar Arias