Crítica- Base Lunar (1997)

“Especie de telefilm espacial que no dice gran cosa”

Estamos ante uno de esos productos de finales de los noventa que iba directo a vídeo y que no era más que una mezcla rara de tramas de títulos superiores. En esta ocasión es el debutante Paolo Mazzucato el responsable de rodar el flojo guión de la dupla Brian DiMuccio y Dino Vindeni, cuyo trabajo más famoso es la interesante Voodoo en 1995. De hecho no es de extrañar que Mazzucato no haya rodado nada más después de esta. Por otra parte el elenco está plagado de rostros televisivos, así el protagonismo recae en Scott Plank, Jocelyn Seagrave y Robert O’Reilly, y no olvidemos la presencia del siempre simpático George ‘Buck’ Flower y la Scream Queen Samantha Phillips, de la cual siempre se esperó algo más y que aquí hace un pequeño papel, lo justo como para enseñar “sus encantos”.

El Capitán John Russell fue trasladado a un vehículo responsable de la limpieza de residuos. Allí la llegada de unos peligrosos criminales escapados de una estación cercana y la aparición de unos militares en misión secreta, con quién aparece Dana Morgan, el amor de Russell, cambiará la monotonía habitual. Ahora Russell tendrán que hacer frente a unos peligrosos criminales y a un material realmente peligroso. Y todo esto en la parte oscura de la Luna.

¿Cuántos productos de este tipo plagaron los videoclubs de finales de los 90? Es increíble la cantidad de cintas de este tipo que salieron, así no es de extrañar que para cualquier aficionado la década de los noventa sea, de largo, la más floja que se recuerda. Porque ya no solo estamos ante bajos presupuestos, rodajes realizados en 2 semanas, o guiones que entremezclan elementos de otras cintas con el claro afán de explotarlas.

En esta ocasión veremos a presos huir de una cárcel, ir a parar a una nave de carga residual donde, curiosamente, hay un arma mortal. Allí el “héroe”, que, o curiosidades, está amargado, se reencuentra con su antiguo amor… y el resto creo que os lo podéis imaginar, ¿No?

Los rubros técnicos cumplen a su manera. Son más de lo mismo, decorados de cartón piedra, muchos pasillos y poco más. Con una fotografía sosa, un montaje nada atrevido ni dinámico y una banda sonora que parece sacada de cualquier cinta de Sci fi de la época, pero sin tan si quiera estar bien montada para con la trama.

Pero es que de este tipo de productos nos podíamos tragar 10 en esas épocas…jajaja Y es que tienen ese tufillo a telefilm que hasta se hace simpático. Aunque en esta ocasión los resultados dejen bastante que desear. Las actuaciones, por otra parte, son muy malas, increíble como desaprovecha Scott Plank esta oportunidad, ídem para Robert O’Reilly, que hace de líder de los presos de forma alarmantemente sobreactuada. Con cambios de look, vamos que o se hecha el pelo para adelante o para atrás, queriendo parecer algo. Pero esto no funciona nunca.

No quiero olvidarme de un detalle que me hizo gracia. El personaje de Stack Pierce es súper parecido al de Archie Savage en Assignemente outer space de 1960.
Además la lucha entre los reclusos, que parece que se regeneran ya que aparecen más de los que dejaron la prisión, y los soldados deja mucho que desear. Con una, cutre, confrontación toda acaba. Así nuestros protagonistas deberán luchar contra los malos. Y bueno, os podéis imaginar.

Al menos tendremos un detalle cómico- nudie. Es el relacionado a la Dream girl, una especie de holografía de la persona que tu quieras. Aquí hizo su papel estelar la guapa Samantha Phillips. Porque el final tampoco es que aporte mucho más que ver al elenco con los trajes espaciales y poco mas, muy poco mas, aparte de venirnos a la memoria diversas cintas mejores de Sci-fi.

Otra especie de telefilm espacial que no dice gran cosa. Quizá su portada llame más la atención que la propia película, cuantas veces nos pasó esto. De hecho las pocas cosas interesantes se dejan pasar sin más, y nos centramos en tramas absurdas y en absoluto originales. De la trama romántica prefiero ni hablar, es cutrísima y está fatal tratada. De hecho no me extraña que Paolo Mazzucato no haya rodado nada más. Es una pena, pero con productos tan flojos como este, ¿que se puede esperar? Solo vale como entretenimiento de sobremesa, y ya es.

Óscar Arias