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Crítica- El morador de las tinieblas (1988)

“Floja producción de la Empire, que se hace larga en sus escasos 77 minutos”

Segundo largometraje, después de “Troll”, del especialista en efectos especiales John Carl Buechler, aunque también rodó un segmento de “El amo del calabozo” en 1984, y de nuevo para la productora de Charles Band, la mítica Empire productions. Y contando con libreto de todo un Don Mancini, bajo pseudónimo, sí, el creador de Chucky, y con un escaso, estamos ante un bajo presupuesto, y reconocible elenco. De hecho, estamos ante uno de los últimos trabajos de nuestra amada Yvonne de Carlo, la mítica Lilith de “La familia Monsters”. El resto del reparto está formado por Debrah Farentino, que debuta con este título, el director y actor Brian Robbins, visto por “C.H.U.D. II” en 1989, Pamela Bellwood, que participó en “La increíble mujer menguante” en 1981, el veterano Vince Edwards, “Maneaters” (1973), o el actor de culto Jeffrey Combs, el cual solo rueda al comienzo de la cinta, nada más.

Lo primero que debo decir es que me sorprende cómo puede haber gente de España que diga que esta cinta está basada en el relato, titulado en España igual, de Lovecraft, “The haunter of the dark” (1936). Nada tienen que ver, que solo es la traducción, totalmente libre, de los distribuidores de aquí. Y esto daría para un gran debate, las traducciones, totalmente libres en su mayoría, de los títulos originales de cintas extranjeras. Pero bueno, entremos en harina.

Estamos ante, una más, otra película tramposa de la Empire. Con una duración muy escueta, unos 77 minutos, y con una historia que no hay por dónde coger. Una especie de “homenaje” a las historietas de “Creepy” pero en malo. Además, aprovecha la figura, icónica en los ochenta, de Jeffrey Combs para dar punto de salida a la cinta. Así al actor solo se le ve durante los primeros minutos de la película, en el flashback de turno, y nada más. Algo que no molestaría si la cinta tuviese un mínimo de consistencia, cosa que no tiene.

Porque el gran problema de esta cinta es el flojo guion de Mancini, y la poca fortuna de Buechler en crear una cinta competente. Aunque se dice, el propio director así lo ha afirmado en alguna que otra entrevista, que el guion era mucho más complejo. Pero que, para rodar en diez días, como fue el caso, hubo que tirar de tijeras, y así les fue.

Así se nota en exceso que muestra más atención en los efectos, los cuales son marca de la casa, y no en el resto de aspectos. La fotografía es excesivamente oscura, hasta para poder disfrutar de su, como siempre interesante, monstruo. Estoy convencido de que una vez vistos los resultados finales no dio crédito a lo poco que luce el monstruo. Y eso que sale en pantalla en infinidad de ocasiones.

Si hasta el gore, del cual, como siempre, no rehúye en absoluto en bueno de Buechler, se ve oscuro. Aunque en esta nueva era digital seguramente podremos disfrutar de alguna remasterización donde se arregle este asunto. Eso sí, para poder ver eso en España mucho tendrían que cambiar las cosas por estos lares.

Como es habitual de los bajos presupuestos el elenco es ciertamente escaso. Algo nada negativo, si se sabe tratar bien. Y en esta ocasión no se hace un buen trabajo con los actores. No sé si es el montaje, o la dirección, o los propios actores, pero es todo un desastre. Los perfiles están forzadísimos, y las actuaciones no están en absoluto igualadas. Parece que cada cual hizo su interpretación según gustó. Así tenemos la ceremoniosidad de Yvonne de Carlo, la estupidez de Vince Edwards, la absurda sonrisa, toda la vida igual, de Brian Robbins, y una Debrah Farentino que cree que está ante el papel de su vida. Y no, esto es una serie B de terror ochentero, alguien se lo tendría que haber dicho.

Por si fuera poco, gran parte del metraje es “gastado” mostrándonos planos de las hojas de un cómic, como si no hubiese ni dinero para rodar esas secuencias, afirmación esta que posiblemente sea muy cercana a la realidad. Porque la conjunción pudo quedar interesante, pero queda del todo chabacana.

Y, para colmo, toda la parte final es del todo tramposa. De hecho, hay tres trampas claramente diferenciadas. Y es que tenemos muertes, resucitaciones, nuevas muertes, por fuego, apariciones, y más muertes… Todo en un batiburrillo que hasta hace largo a un título de 77 minutos. Y aquí es donde reside el gran problema de esta película. Tiene todos los elementos del cine underground de serie b ochentero. Corta duración, gore, un monstruo que se deja ver, y algún desnudo. ¿Entonces como puede ser que se haga larga? Si Buechler hubiese prestado más atención en la dirección estaríamos ante otra joyita de la Empire, pero no, no lo estamos.

Cierto es que no deja de ser un título gracioso, pero de entre la vorágine de títulos de las mismas características de esa, gloriosa, década, este pasa sin mayor pena ni gloria.

Eso sí, siempre alabaré a la Empire por la cantidad de grandiosas horas de frikismo que me ha hecho pasar. Que, si bien esta “El morador de las tinieblas” deje que desear, solo ver el nombre de la productora hace desear verla. Solo para devoradores de la serie B ochentera, y de la Empire y similares, como es el caso de un servidor.

Óscar Arias

La Mansion del Terror - 5.3

5.3

Género; Monstruos- Demonios

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