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Crítica- Enigma de muerte (1968)

“De nuevo Mil mascaras contra John Carradine, entretenimiento puro”

En 1968 Federico Curiel reunió a la estrella norteamericana John Carradine, quien rodó diversas cintas en esa época en México, y al luchador Mil máscaras, que recientemente había dado el salto a la gran pantalla debido a problemas de las dos grandes estrellas del momento, Santo y Blue Demon, con ambos rodó dos largometrajes, este y Las vampiras, 1968.

No debemos olvidar que Curiel fue uno de los mas reconocidos directores de género mexicano, así le debemos títulos como El barón del terror, 1961, El imperio de Drácula, 1961, Los campeones justicieros, 1971, o Las momias de Guanajuato. En el elenco encontramos otros rostros conocidos, evidentemente no tanto como el genial John Carradine ni Mil máscaras, pero si tenemos actores del calibre de Isela Vega, [Las amantes del señor de la noche, 1986], Frankenstein, [Dr. Satàn y la magia negra, 1967], María Duval, [Santo contra las mujeres vampiros, 1962], David Silva, [Alucarda, 1975], Eric del Castillo, [Bestia nocturna, 1985], o Víctor Junco, [La señora muerte, 1967], entre otros.

Durante los sesenta John Carradine participó en diversas producciones mexicanas compartiendo cartel con diversos de los míticos luchadores mexicanos y con la gran mayoría de actores importantes dentro del género mexicano. Eso sí, el bueno de Carradine demostraba que era muy superior a estos y que su estilo es único, si, reconozco que tengo una debilidad total por este actor el cual siempre daba lo mejor de si mismo en todas sus cintas, tuviesen mas o menos presupuesto.

En esta ocasión le toca hacer de Nazi, otra vez, y su enemigo es ni mas ni menos que Mil máscaras. El guión en sí no es demasiado importante, es solo una excusa para el espectáculo, es mas acierto el colocar la acción en un circo donde todos los trabajadores tienen un pasado relacionado con los nazis. Así veremos a Mil máscaras investigarlos a todos.

Como es habitual las calidades técnicas de estas cintas de luchadores son muy correctas en todos los aspectos, Federico Curiel era uno de los directores importantes del género, así estamos ante una cinta bien entretenida para todos los aficionados al cine de luchadores, entre los que me encuentro.

Mil máscaras era un luchador muy dinámico, siempre me recordó en sus interpretaciones a Blue Demon, y sus secuencias de acción siempre fueron muy potentes. Así en esta producción veremos un par de persecuciones por el parque de atracciones, que está junto al circo, donde Mil máscaras, gracias a una gran dirección de Curiel, se muestra en su máximo esplendor.

Como no, tenemos también un par de tramas románticas, ambas relacionadas con Mil mascaras, aunque solo una de ellas parece tener cabida en el corazón de nuestro héroe.A quien veremos luchar contra el eterno secundario Frankenstein, que de primeras lleva una peluca bastante ridícula, por cierto, y contra Sandokan, menudo nombre le pusieron a este lanzador de cuchillos.

Carradine es el responsable del plano inicial donde cuenta que es lo que vamos a ver, como ocurría en la sci- fi de los 50, mientras se maquilla de payaso, en esta cinta le veremos hacer de payaso, y aunque su número sea algo cutre me resulto simpatiquísimo. Además cuando ya sale vestido de militar organizando a todos los nazis la película gana enteros, encima es un gran torturador y les tiene a todos atemorizados. Y como no, en todas las secuencias donde aparece, especialmente en la lucha contra Mil mascaras, el aficionado no puede mas que quedar maravillado y esperar a ver la muerte de Carradine, que es de lo mejorcito de la película.

Aparte, y como es habitual dentro de este tipo de cine, tenemos un combate dentro del ring de Mil máscaras y diversas peleas, muy intensa la de la noria, si bien es cierto que no son excesivamente sorprendentes, las películas de Santo y Blue Demon tienen demasiado poder. Mil mascaras demuestra, una vez mas, el porqué era el tercer luchador cinematográfico mas famoso, además que sus máscaras siempre eran muy llamativas.

De nuevo Mil mascaras contra John Carradine, solo con esta premisa sabemos que estamos ante un título entretenido, y si encima vemos que es Federico Curiel el director no nos cabe ninguna duda. Y así es, estamos ante una cinta entretenida, con bastante dinamismo y un Carradine genial, como siempre. Quizá no sea de las grandes joyas del cine de luchadores, pero desde luego que se merece un lugar privilegiado gracias a sus buenas formas en general, y que demonios, el ver a John Carradine haciendo de payaso es !IMPAGABLE¡

Óscar Arias

La Mansion del Terror - 6.7

6.7

Género; Lucha Libre - Nazis - Mad Doctor

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