Crítica- Franklyn (2008)

“Otro mundo imaginario oscuro que tiene demasiadas tramas”

Después de un cortometraje de ciencia ficción titulado Thespian X, 2002, Gerald McMorrow decide debutar con esta historia propia que mezcla fantasía, drama, mensaje anti religioso y una ciudad oscura y deprimente sacada de títulos como Dark city, 1998, Sin city, 2005, y demás. Mezclando a su vez un personaje principal que resulta una mezcla entre el posterior Rorschach de Watchmen, 2009, y los personajes coetáneos de Los extraños, 2008.

Además goza de un buen presupuesto y una enorme dirección artística, por lo que a priori podríamos pensar en un título ciertamente atrayente, cosa que es, aunque sucumbe en mezclas y demás parafernalia incoherente.

Contando con un elenco encabezado por Ryan Phillippe, [Lifeform, 1996], la chica Bond Eva Green, vista en Casino royal,2006, aparte de encontrarla en La brújula dorada, 2007, Sam Riley, una joven promesa inglesa, y el veterano Bernard Hill, visto en Gothika, 2003, o El rey escorpión, 2002. Aparte de encontramos con James Faulkner, [Crónicas marcianas, 1980], Georgia Mackenzie, [Steel trap, 2007], o Stephen Walters, Hannibal, el origen, 2007].

En un Londres plagado de “sectas cristianas” Preest busca a un Individuo para darle caza al haber matado a una niña de 11 años, al mismo tiempo en un Londres actual Emilia trata de hacer una exposición sobre el suicidio con ella como conejillo de indias. Millo acaba de ser abandonado cuando estaba a punto de casarse y de repente verá a una “amiga” de la infancia y Peter Esser busca a su hijo que tiene problemas mentales. Todas estas historias se entrecruzarán en ambos mundos, el real y uno imaginario abocado a la destrucción.

No logro comprender como de un guión y propuesta tan interesante Gerald McMorrow nos lega un título tan extraño, poco enlazado y algo flojo en términos generales. Las distintas tramas no son capaces de unirse hasta justo el final del metraje dejando al espectador, constantemente, sorprendido por los saltos del mundo real al imaginario sin entender absolutamente nada.

Donde el mundo imaginario gana por goleada al real ya que tanto las calidades técnicas, que son formidables, montaje, banda sonora, fotografía, como dirección y guión, nos dejan un producto genial dentro de otro bastante menor. Eso que este mundo imaginario es muy del estilo de las películas previamente citadas, lo cual resta originalidad al asunto, pero al gozar de tan amplia producción el trabajo mostrado sobresale por méritos propios.

Al igual que el referente a la trama “real” flojea constantemente debido a una guión sin sentido, personajes a los que seguimos sin mas y los cuales serán unidos al final de forma brusca y algo forzada dejando al espectador con ganas de que todo se hubiese resuelto en el mundo imaginario.

Curiosamente tenemos un narrador en Off, que viene a ser el personaje de Preest, interpretado de forma excesivamente fría por Ryan Phillippe. En líneas generales todas las actuaciones son frías, poco calculadas y sin ningún tipo de atracción hacia el espectador. Destaca Eva Green, una actriz en auge, que sobreactua y trata de dar mas carisma o personalidad a un personaje flojamente perfilado que sufre de demasiados cambios, como le pasa al resto de caracteres, y que nos deja constantemente sin entender demasiado de sus problema o su personalidad suicida.

Aunque tenemos grandes momentos, grandísimos momentos, pero todos ellos en el Londres irreal. Un Londres perfectamente fotografiado con homenajes y detalles de La vida de Brian, 1979, pero sin comedia obviamente, con esos predicadores atrayendo a las masas, su policía que son Clérigos que recuerda a los vistos en Dark city, y una dirección demasiado superior a la vista en el otro mundo de la película. Ya que no parece en ningún momento que se trate del mismo director si quiera, siendo este el mayor problema del film.

Es mas, el único momento donde funciona esta unión es cuando vemos a los policías reales que resultan ser los Clérigos del Londres irreal, aclarando mucho de la trama, aunque no sorprendiendo en demasía. Quizá las transiciones sean excesivamente flojas, y el uso, y abuso, de las mismas mediante la voz en Off no quede del todo conseguido.

Aparte cuando vamos descubriendo el porqué de distintos asuntos vemos como sus enlaces flojean por doquier, ni la amiga imaginaria de Millo, ni El individuo, ni la incursión de una chica suicida con un telefonillo con el nombre de Franklyn, que da título a la película, ni la resolución en el bar. Que nos deparara, encima, un final romántico que sobra a todas luces y que parece metido con calzador como para explicar el porqué de algunos personajes quedan ensamblados.

Porque el gran problema de esta cinta es el no saber ensamblar las distintas piezas de las que está compuesta la trama, si quizá se hubiese centrado en el Londres irreal hubiésemos hablado de una interesantísima película, porque el discurso anti religioso contado continuamente en Off es muy potente, que lástima que quede en un aparente segundo plano.

Otro título que pretende dar o ser mas de lo que puede ser. Cuanto daño hacen las pretensiones en los trabajos noveles, sobretodo cuando el director es el responsable del libreto y goza de una producción amplia, de hecho parece que se le permitió hacer lo que quería sin prestar atención a la continuidad del asunto o al pensar en como pensaría el espectador medio, el cual, obviamente, quedará sorprendido de un título tan raro y que deja sensaciones encontradas. Unas muy positivas gracias a la imaginería visual de un Londres destruido por las distintas religiones, y otro oscuro sin mas, con personajes demasiado vacíos que no llegan a aportar nada.

Óscar Arias