“Slasher tradicional, y poco violento, que peca de licencias que desmejoran el producto final”
El cine slasher es uno de esos subgéneros dentro del cine de terror que más altibajos ha tenido desde su aparición allá por la década de los ochenta. Además el auge, en la última década, del subgénero de Home invasión, muy ligado al citado slasher, ha creado una serie de mezcolanzas que ya empiezan a saturar el mercado. Aunque ¿Qué subgénero de terror no satura el mercado una vez que algún título funciona? Pero esto ya es meterse en terrenos pantanosos de la explotación, ¿no os parece?
¿Pero que ofrece esta “He´s out there”? Pues otra cinta donde una familia va a pasar un fin de semana de vacaciones a una casa cerca de un algo, y allí serán acosados por un demente enmascarado. ¿Sorprendidos? Pues tampoco hace falta si lo que queremos es pasar un buen rato, ¿no es así? Y que queréis que os diga, esta nueva mezcla de slasher y home invasión se hace entretenida. Lástima del uso de licencias demasiado calamitosas, al igual que un montaje algo atropellado en partes.
Y esto se entiende una vez que se busca información sobre la película y uno descubre que esta estuvo en manos del director Dennis Illadis y del productor Bryan Bertino, pero la productora Screem Gens vendió los derechos a Vertical Entertainment que optó por el director novel Quinn Lasher para encargarse del proyecto. Todo bastante marciano, e increíble, por cierto. Pero más marciano todavía es, si cabe, que se rumorea que Quinn Lasher es un pseudónimo que usó el propio Dennis Illadis para firmar este proyecto. Algo que muchos dan por hecho debido a la cantidad y estilo de la violencia que se ven en pantalla. Recordaros que Illadis es responsables de “La última casa a la izquierda” (2009), “+1” (2013) y “Delirium” (2018). Todos títulos aceptables, como pasa con este que nos ocupa, por cierto.
Pero hablemos sobre la cinta en sí. Y hay que decir que está bien rodada, la fotografía cumple. Que siendo bastante clásica de este tipo de cine sabe sacar partido a la noche, los paisajes y las sombras. La banda sonora ídem, no molesta, no abusa de los sustos sonoros y se mantiene en su lugar. Algo que, por cierto, muchas grandes producciones obvian y olvidan con una facilidad alarmante.
Igualmente cumple el reparto, en su mayoría. Ya que Justin Bruening, recientemente visto en The Monster Project (2017) y que hace de padre, no aporta nada a la trama. Cosa que veo menor, ya que se podría haber aprovechado más, y así las diversas licencias no serían tan calamitosas. Pero me centraré en el elenco principal, y las mencionadas licencias atroces.
Lo primero que quiero apuntar es que la dupla de niñas, las hermanas Pniowsky me encantaron. Si, son detestables, muy gritonas, y desesperantes. Pero me parecieron muy reales. Me explico. En una situación, real, como al que viven, esa forma de actuar es del todo legítima. Y siempre hemos visto personajes de esta índole, casi siempre representados por una mujer joven, por cierto. Pero la decisión de mostrar a estas hermanas como tan histéricas, aunque tampoco lo son tantísimo, da un plus de tensión y desasosiego a la cinta. Y si, puedo entender a aquellos que estas interpretaciones sacasen de sus casillas. Pero diría que era justo lo que el director quería.
Lo que no me cuadra, en contrapunto, es el personaje de la madre. Con el cual Yvonne Strahovski, “Yo, Frankenstein” (2014), no puede. O eso, o no sabe sacarle el partido adecuado. Aunque quizá podríamos decir que el director, se llame realmente como se llame, no ayuda en absoluto. Porque este personaje tiene una serie de licencias tan atroces que sacan a uno de la trama y la tensión.
Y aquí voy a enumerar solo algunas. La más calamitosa es la referente a su vecino y la rotura del cristal, ¿En serio? No me gusta que como espectador me traten como idiota. Ídem lo referente al coche y el tipo de “accidente” que tienen, o la “degustación” de los pastelitos. Tiene narices que aparezca justo, en el momento justo, la etiqueta.. Y soy de los que acepta licencias de cualquier tipo, ya que siempre son a favor de la obra. Pero en esta ocasión se me hicieron cuesta arriba. Y, sobretodo, en el tramo final, ya que son algo desesperantes. ¿Qué me decís de la escena con la hermana mayor? Esta ve al asesino cuando está “drogada” pero espera al último momento, digo yo, que casi la corta el brazo con el hacha, para hacer algo, que nunca hace, porque aparece la madre a lo lejos ¿¿??
Ya que el asesino cumple. Siendo muy clásico es un perfil puro y solvente. Pero con esa “corpulencia” que tiene no me creo que las licencias usadas sean sacadas de los clásicos “Viernes 13” o “Halloween”. Venga ya. Hay cientos de otros slasher en los que fijarse, más cuando tienes lo que tienes para rodar. Además que la violencia, como tal, no es nada del otro mundo. Y, es más, se espera bastante más. Algo que pudo ser uno de los alicientes de esta película pasa sin mayor pena no gloria.
Lo mismo se puede decir de la historia del killer. No vale con usar los cánones del género y dejarlo pasar sin más. Hay que darle algo de empaque, y a este killer no se lo da nadie.
Eso que la cinta está entretenida, sobre todo para un degustador y fan del slasher, que es mi caso. Pero el tramo final la hace perder enteros. Y es que, para colmo, el final, mas puramente hablando, es un calco, muy mal rodado, por cierto, de las dos grandes sagas citadas anteriormente. Y no por copiar u homenajearlas es algo negativo. No. Lo es por la forma en que está realizado, con licencias atroces, sin buena continuidad y sin sorpresa alguna. Vamos, justo lo que nunca se debe hacer en un slasher de este tipo.
Slasher que juega a mezclarse el “Home invasión” más actual y naufraga en el intento. Si hubiesen decidió mantenerse en uno de los dos subgéneros, creo, que habrían ganado enteros. Así siendo un producto entretenido, este pierde mucho de lo conseguido con el tramo, tan inverosímil y “licencioso” del final.
La Mansion del Terror - 6.1
6.1
Género; Slasher- Home Invasion