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Crítica- Hollywood chainsaw hookers (1988)

“CULTO gracias a los desnudos de sus míticas Screem Queens y sus sierras mecánicas. Ahí es nada”

De cualquier aficionado es sabida la historia del director, guionista, productor y actor Fred Olen Ray, ¿no? Sí, hombre, ese que tiene más de 120 largometrajes a sus espaldas, y casi su totalidad son bajos presupuestos… seguro que ahora caéis… jajaja. Y si no, mejor que miréis por internet, contároslo sería demasiado largo.

Pues bien, nos encontramos con una de sus joyitas de culto, una joyita que ni él ni nadie en el planeta puede explicar porqué es de culto. Aunque quizá sea una mezcla del todo.

Empecemos a desgranar los posibles porqués. Lo primero es su elenco. Con tres caras del todo reconocibles para un buen aficionado a la Serie B, cine Trash o bajos presupuestos. Se trata de Gunnar Hansen, sí, hombre, el primer Leatherface, Linnea Quigley, la mítica Screem Queen de los ochenta, que solo con su presencia ya dan ganas de ver cualquier película, y Michelle Bauer, que dio el gran salto al universo de las Screem Queens con este título, ya son historia sus decenas de títulos, y su fama, del todo merecida, de los noventa.

La cinta se rodó en poco más de cinco jornadas, y el bueno de Ray hizo con el guion, obra suya, lo que le dio la real gana. Así metió comedia, con auténtico calzador, y realizó un rodaje nada dinámico, pero muy divertido, o entretenido, pero funciona.. ¿Que cómo es eso? Pues no sabría explicarlo, mejor es verlo. Y sí, que las similitudes del guión con “Fonda sangrienta” del año anterior son enormes, y que las alusiones a la sierra mecánica, teniendo a Hansen, no son nada gratuitas. Si eso está todo claro. Pero siendo un bajísimo presupuesto la cosa funciona. Y funciona siendo una mala película. ¿Quién me lo explica?

Porque tenemos una nueva cinta de culto egipcio, pero en esta ocasión con motosierras de por medio. Mejor ni pensar en la trama original. E impagable el aviso al comienzo de la película. Es que ni Ray se la tomó en serio, y mira tú por donde, es uno de sus títulos más queridos. Además no se rehúye del gore. Así veremos litros de sangre sobre nuestras Screem Queens, literalmente tirados sobre ellas. Al igual que trozos de cuerpo humano. Que no son más que trozos comprados en alguna tienda de disfraces que se tiran encima de las chicas, estas con poca, muy poca ropa y con litros de sangre encima. Sí, otro despropósito, pero coño, ¡que la cosa funciona!

Y perdonadme, pero no me puedo tomar esta reseña en serio. Ni yo, ni Ray el rodaje que hizo allá por el 1988. ¿Queréis que hable de las actuaciones? No vale la pena. Solo decir que Linnea Quigley y Michelle Bauer son mucho mejores actrices de lo que se dice de ellas. He dicho.

Del resto poco que decir, aunque una lanza a favor de la alocada sobreactuación de Michael Sonye, el camarero. Su “actuación” en el ritual no tiene desperdicio.

¿Y qué me decís del final? De ese rito pagano, con motosierras, body painting, numerito de tragafuegos, comedia súper, pero hasta límites insospechados, absurda, y pelea de motosierras… buff, demasiado para mi cerebro friki.

Y aquí  sí me detengo, y me explayo. ¿Quién dice que la mejor lucha de motosierras es la vista en “La matanza de Texas 2” en 1986? Seguramente no vieron la perpetrada entre Linnea Quigley y Michelle Bauer. Ambas con poca ropa, bueno Quigley con un body painting y unas braguitas, y Bauer con un camisón transparente. Tratando de levantar las pesadas sierras mecánicas, apagadas, y haciendo una coreografía tristísima. Sí, tristísima. Pero es de lo mejor que vi en mucho tiempo. Todavía la recuerdo y me dan ganas de verla de nuevo. Tiene magia esa escena, y seguro que ni el propio Ray se dio cuenta en su momento. Y es que por algo esta cinta es puro Culto. Y no solo para un servidor, sino para hordas de aficionados a la serie B. De hecho este título es de los primeros que nos viene a la cabeza como joyita del bajo presupuesto ochentero. Y mira que hay directores que hicieron méritos. Tipo Milligan, Farmer, Brechard, Dohler, Adamson, Wynorski, y un largo etc.

Por lo que estamos ante un joyón que nadie puede recomendar, sinceramente hablando. Bueno, solo si es a un aficionado enfermo de la serie B, jajajaja. A mí esta cinta me encanta, tiene tantos elementos que amamos los aficionados a la serie B que hasta me cuesta comentarlos. Y, otra cosa a tener en cuenta, durando unos 74 minutos, podrían estar hablando sobre ella horas y horas. Y eso, señores míos, es por algo. CULTO.

Óscar Arias

La Mansion del Terror - 7.4

7.4

Género; Gore - Nudie - Comedia - Serie B

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