Crítica- Omnívoros (2013)

“Canibalismo sin fuerza que nos deja con ganas de algo, o bastante, más”

El director y guionista Óscar Rojo nos acerca a un universo caníbal en su segundo largometraje, en 2011 debutó con “Brutal box”, en la cual el propio director interpretaba un personaje.

Nuevamente vuelve a rodar un presupuesto ajustado, algo, desgraciadamente, demasiado habitual dentro del cine patrio en los últimos años, así poco podrá avanzar la industria, pero ese es otro cantar. Aunque de entre los bajos presupuestos destaca, ya que esta contó, según leí, con un millón y medio.

Óscar Rojo vuelve a contar con los actores Ángel Acero, y Mario de la Rosa, protagonista de este nuevo trabajo del director. Además también nos encontramos a rostros conocidos, tales como Fernando Albizu, visto en “El laberinto del fauno” aparte de en diversas series de Tv, Marta Flich, a quien veremos pronto en el remake “Vampyres”, Darío Frías, visto recientemente en “La sangre de Wendy”, o a Paco Manzanedo, secundario habitual de series de televisión que interpreta al matarife en esta “Omnívoros” y a quién veremos en la esperada [Rec] 4: Apocalipsis.

Partimos de una historia que vuelve a centrarse en el canibalismo, como tantas y tantas cintas de género, y hasta dramas. Lo cual, si bien puede ser hándicap, no lo es tanto dentro del cine que tanto nos gusta. Ver canibalismo siempre apetece, ¿no?

Pero estamos ante una película que se queda en tierra de nadie, en un claro quiero y no llego. Donde los buenos momentos quedan resueltos sin la fuerza necesaria, dejándonos así un título más, el cual pasará sin mayor pena ni gloria. Ya que tenemos un guión bastante plano y falto de las intrigas necesarias que debería haber tenido un título de estas características. Así la tensión es cuasi nula, más aún en el tramo final, donde este matiz destaca en demasía.

Así partimos de una investigación periodística que nos hace presagiar buenos momentos tensos, pero de repente la dirección de Óscar Rojo resulta muy desigual y tramposa. De hecho, se nos enseña lo que el director quiere, y no lo que el espectador espera. El ejemplo más claro es la escena de sexo entre Marcos Vela y Eva, la cual aparece de la nada. Y sí, está muy bien tener escena de sexo y mostrar carne, pero con algún tipo de continuidad, no así tan alegremente. De hecho pensé que faltaba alguna escena, pero no, sorprendentemente es así.

Y es que este es el gran problema de este título, lo desconcertante de tantas y tantas secuencias. Así vamos viendo pasar la historia sin más, con alguna que otra escena de interés entre medias, y otras muchas del todo sorprendentes e inconexas. Eso sí, como buen cine de terror, estas escenas tendrán su explicación en el tramo final, pero el mismo está bastante mal hilvanado.

Además los diversos rubros técnicos no destacan, por lo que no ayudan a mejorar este título. Algo que pasa igualmente con las interpretaciones, todas realmente planas y sin fuerza. Destacando la frialdad en todo momento del personaje de Mario, interpretado de forma gélida por Mario de la Rosa, el cual no consigue crear ningún tipo de empatía con su personaje, ni en los momentos más tensos. Así el personaje más atrayente es el del matarife, interpretado de forma convincente por Paco Manzanedo, aunque este personaje debió dar bastante más de sí. No se sabe nada de su relación con Dimas, ni el porqué de sus actos, ni nada… De echo el flashback inicial confunde más que otra cosa, aunque al final sea explicado.

Igualmente eché algo de falta de gore, aunque entiendo que el director no quisiese mostrar nada gráfico. Algo que puede estar provocado por la propia historia o por el presupuesto, aunque sí hubiese hecho mucho bien a la cinta. Y es que hay muchas formas de mostrar y crear elementos gore, no por haber sangre estamos ante una carnicería sin más.

Porque los momentos del matarife nos recuerdan a infinidad de títulos, y claro, para poder destacar hay que dar algo más, y lo que nos muestra aquí Óscar Rojo pasa sin mayor pena ni gloria.

Al igual que en la cena caníbal. El momento álgido de la película. Me faltó tanta fuerza que en ningún momento sentí empatía por el protagonista, ni entendí el porqué del canibalismo, ni de sus acólitos. Eso que el personaje de Eva, interpretado de forma algo fría por Marta Flich, se encarga de explicarlo.

Algo muy similar de lo que ocurre en el tramo final, donde la falta de fuerza es atroz, y nos deja un final muy interesante pero del todo vacío.

Por lo que estamos ante otro producto patrio de presupuesto ajustado que no consigue despegar, casi, en ningún momento. Y que nos deja en demasiadas ocasiones una sensación de no llegar a lo pretendido. Así, teniendo buenas, e interesantes, premisas, acaba siendo un producto más, que pasará sin mayor gloria.

Óscar Arias