Dragonfly (2015) “De un ex dibujante de “Las tortugas ninjas” aparece otra tortuga humanoide, pero no acabó de encontrar su hueco”

El dibujante y escritor Jim Lawson, conocido en el mundo del cómic por haber estado más de veinte años dibujando en la franquicia de Las Tortugas Ninja, al salir de esta en 2009 se embarcó en una campaña de kickstarter, crowdfunding, para crear una nueva historia, Dragonfly. Debido a su buena cantidad de seguidores consiguió sacar adelante el proyecto, el cual, a posteriori, le daría más quebraderos de cabeza que otra cosa.

Y es que el bueno de Lawson decidió que el protagonista de su nueva creación fuese, de nuevo, una tortuga humanoide, lo cual le llevó a discusiones con Peter Laird, co creador de la serie “Las tortugas ninja”, y gran parte de sus compañeros dibujantes y creadores de cómics.

Y es de agradecer que parte de esta infra historia nos la cuente el propio autor en la edición española del cómic que ha visto la luz bajo la editorial Tyrannosaurus Books en este 2015. Siendo el prólogo, escrito por el propio autor, lo que más me ha gustado del cómic. Y es que entiendo a la perfección a Peter Laird y los detractores de este cómic debido al uso de una tortuga humanoide como personaje principal. Decisión realmente arriesgada de Lawson, que, finalmente, no salió del todo bien, teniendo que abandonar el trabajo después de publicar cuatro ejemplares, una pena.

Nunca fui muy seguidor de los cómics de “las tortugas ninja”, pero si reconozco el estilo de Lawson, y he decir que nunca acabó de atraparme, cuestión de gustos. Aunque estos, míticos, personajes forman parte de mi infancia, y su serie animada la devoré en su día, como no podía ser menos.

Pero volvamos al “Dragonfly” que nos ocupa. Estamos ante una historia, podríamos decir, apocalíptica, donde una tortuga humanoide, John, se encuentra con un perro parlante, Ketch, y una chica que resulta ser inmortal, la Dragonfly del título, que despiertan en un mundo plagado de dinosaurios. Hasta aquí todo bien, lo malo llega después. Y es que en los cuatro capítulos de esta historia Lawson no ha conseguido atraparme. Ni introduciendo un vampiro, que está cogido por pinzas finísimas, y con cierto aire a la saga “Crepúsculo”, ni con dinosaurios, ni con unos simpáticos alienígenas que son los que conocen algo más de todo lo que sucede en este mundo misterioso.

Y es que me dio la sensación que este cómic me llegaba ya mayor, no sé, lo he visto algo infantiloide. Creo que su target no está del todo definido, y al quedar todo tan inconcluso no se acaba de crear ninguna empatía con ningún personaje. De hecho llegué a odiar a Ketch, un perro bastante estúpido y desquiciable. E, insisto, es que no me atrapó este cómic en ningún momento. Así ni si quiera me dejó con demasiada intriga en que podría pasar en el futuro de los personajes.

Apuntar, aparte, que ya existe otro cómic titulado “Dragonfly”, editado bajo la AC, American Comics, allá por los ochenta, y personajes del mismo nombre vistos tanto en DC como en Marvel. Aunque nada tienen que ver con este que nos ocupa. Y esto no lo comento por si Lawson hubiese copiado nada, que conste.

Eso sí, creo que este cómic gustará a gran parte de los seguidores de Lawson y su estilo, y a un público hasta cierta edad también, peo no quiero marcar el target ya que ni soy editor ni creador, solo lector y seguidor de cómics. Este no me atrapó, insisto, pero tiene su público seguro, del cual espero poder leer comentarios, para así, sacarle jugo a esta historia.