Crítica- Asylum: El experimento (2014)

“Cinta de terror sin nada de terror, pero con buenas calidades técnicas. Y ni rastro de Poe”

El último trabajo del valorado, por méritos propios, Brad Anderson, quien consiguiese grandes críticas con “El maquinista” en 2004 o con “Session 9” en 2001, y que ha centrado la mayor parte de su carrera dentro de las series televisivas de terror o thriller, es una adaptación, totalmente libre, de un relato del maestro Edgar Alan Poe.

Además reúne a un reconocible reparto encabezado por Kate Beckinsale, recordada siempre por su paso por la saga “Underworld”, Sir Ben Kingsley, actor con una carrera impecable al cual siempre recordaré en su papel de Gandhi, no puedo evitarlo, y Jim Sturgess, visto recientemente en la extraña “El atlas de las nubes” (2012). Estos comparten reparto con una terna de secundarios encabezada por el magnífico Michael Caine, poco que decir de este actor y su excelente carrera, o Brendan Gleeson, otro veterano de altura, arropados por, no peores, actores de la talla de Jason Flemyng o David Thewlis y Sophie Kennedy Clark.

Pero lo primero que quiero comentar sobre este título es que se trata de una adaptación totalmente libre, si podemos decirlo así, del relato humorístico y satírico “El sistema del Dr. Tarr y el profesor Fether” escrito por el genio Edgar Allan Poe. No entiendo cómo han podido usar el reclamo de Poe para vender una cinta de terror, la cual está “basada” en un relato que no es de terror y que después de vista nos deja claramente con cara de tontos, ya que estamos ante un, competente, thriller. Pero la primera sensación de ir a ver terror y no tenerlo es bastante molesta. Ídem de ir a ver una adaptación de Poe y no serlo.

Porque los estudios y productoras deberían de dejar de engañar al espectador vendiendo productos que no se corresponden con la realidad. Ya está bien.

Porque esta cinta sí funciona como lo que deberían haberla vendido. Un thriller médico de época. El cual cuenta con grandes rubros técnicos, un elenco de altura, y un director realmente competente. El diseño de producción, y el arte lucen a las mil maravillas, por cierto.

Así ya desde el principio tenemos un guion tramposo. Me tiré un buen rato tratando de saber en qué adaptaba el relato corto de Poe, y sí, algo hay. Estamos en un manicomio y hay una doble vara social, porque ¿quiénes son los locos? Y me pregunto, ¿Esto no lo he visto yo ya varias veces en otras películas sin que me la vendan como adaptación de Poe? Pues sí, en varias ocasiones.

De hecho esta cinta me recordó en muchos momentos a la genial “Quills” de Philip Kaufman basada en la vida del, Divino, Marqués de Sade. Tanto en formas, escenas casi copiadas, y fondo, aparte de un tramo final muy similar, con incendio incluido y sorpresa final ídem. Y, qué queréis que os diga, pero “Quills” es muy superior a esta “Asylum: El experimento”, además de no engañar a absolutamente nadie.

No puedo dejar de remarcar las excelentes interpretaciones de la totalidad del elenco, destacando un excepcional Sir Ben Kingsley, quien realiza, otra vez, una interpretación soberbia. Y es cierto que varios de los personajes daban para el lucimiento, pero en manos de actores mediocres hubiese sido caótico, y aquí Anderson supo rodearse de un elenco de auténticos quilates. Porque hasta Kate Beckinsale cierra ciertas bocas que la tachan de actriz del montón. Eso sí, los escasos planos donde vemos a Kingsley junto a Michael Caine son para enmarcar. Dos titanes de la interpretación que debieron tener más momentos juntos.

Otra engañifa de la cinta es lo relativo a los métodos usados en la época para curar la locura, sobre los cuales pasamos de puntillas. Y aquí Anderson debió profundizar más, más aún habiéndonos vendido este título como una cinta de género, lo cual queda claro que no es, disculpad que me repita.

Así, aunque tengamos la escena del borrado de memoria bien filmada, todo hay que decirlo, nos deja con ganas de más. Y lo mismo pasa con las varias trampas del guion. Ya que es del todo lógico que aceptemos la gran mayoría para el disfrute de la película, pero una vez que estas se contradicen no podemos negarlas. Ya que la base del asunto está en que un grupo está realmente loco. ¿Pero estos son los locos o los que usan una violencia atroz para curar la locura? Premisa absolutamente fantástica y único punto de unión con el relato de Poe.

Pero esta premisa se hunde en una trama romántica bobalicona, muy clásica del cine norteamericano que llega a saturar, por no decir otra cosa.

Así el tramo final queda algo empañado por dicha carga romántica, ya que si bien la trampa final es algo sorprendente, que en absoluto original, que nadie se lleve al engaño, queda algo empañada por un final que prometía, a todas luces, algo más. Y es que la sombra de “Quills”, especialmente, es muy alargada hasta en este tramo, y tanto su violencia, la muerte de la chica también parece sacada de la cinta Kaufman, de su romanticismo y su sorpresa final son muy superiores a esta que nos ocupa, la cual, estando bien rodada, no deja de ser un producto demasiado tramposo.

Por lo que estamos ante una especie de thriller de época que juega al engaño y que tiene buena factura técnica. Pero que no es lo que se nos ha vendido, terror, y se excede en usar temas y elementos ya vistos, y con grandes calidades, me repito. Anderson es un gran director y lo vuelve a demostrar, de eso no hay duda, pero el sabor agridulce no hay quien me lo quite de la boca.

Óscar Arias