Crítica- El arte de morir (2000)

“Otro producto patrio sin personalidad que abusa de un elenco conocido y muy poco aprovechado”

El director español Álvaro Fernández Armero debutó en el cine de terror con este título, después de haber rodado unas flojas comedias románticas, supuestamente, mainstream con las que no convenció a nadie. Contó con un buen presupuesto y un elenco plagado de rostros conocidos con los que trató de crear una copia de los cánones USA. Así en el elenco encontramos rostros de todos conocidos, con bastantes actores procedentes de las series de Tv de moda de la época, tales como Fele Martínez, María Esteve, Gustavo Salmerón, Adrià Collado, Lucía Jiménez, Elsa Pataky y Sergio Peris-Mencheta, que están acompañados del veterano Emilio Gutiérrez Caba.

¿Y qué tenemos aquí?  Pues una copia demasiado descafeinada de los cánones USA. Entremezclando elementos del slasher más básico con los fantasmales mas ilógicos y tramposos. Así, hasta trata de copiar el estilo de fotografía con unos tonos azules y grises que encima no ayudan en absoluto a la creación de tensión, sino más bien ayudan a caer en el tedio. Y es que la cinta tiene una falta de ritmo alarmante, además que el guión hace aguas por doquier. Así no es de extrañar que todo el elenco vaya perdido durante todo el metraje. Y lo que es peor, al tratarse de jóvenes actores con cierta fama entre los jóvenes de la época, nadie se esperaba algo mínimamente digno. Algo que me parece del todo injusto. Aunque en esta ocasión es del todo aceptable, y es que casi la totalidad del elenco realizan actuaciones muy flojas. Elsa Pataki está por estar, bueno se hace un bailecito que hace bueno al mítico visto en Sardu, en serio. O Sergio Peris-Mencheta, que hace el papel de malote y lo hace francamente mal, sobreactuado hasta límites insospechables. La dirección de actores, de hecho, parece del todo nula.

Al menos tenemos la presencia, y menos mal, de Emilio Gutiérrez Caba. Quien realiza, de lejos la mejor actuación de toda la cinta. Porque el trío protagonista ayuda bien poco. Fele Martínez parece demasiado bobo todo el rato, parece que está por estar y su interpretación es muy poco creíble. María Esteve desespera, una cosa es ser la mosquita muerta y otra muy distinta es hacer lo que se nos muestra. Y qué decir de Gustavo Salmerón, le tocó jugar con el papel peor escrito, y claro, así es casi imposible hacer algo medianamente digno. No quiero decir nada de su absurda caracterización, en qué estarían pensando.

Por otra parte se echa mucho de menos más mala leche. Nunca entenderé esas cintas que copian los cánones USA pero se quedan a mitad de camino de ninguna parte. Si es “tan fácil” como mostrar algún destape, sangre, y tener ritmo. Así al menos el espectador queda mínimamente satisfecho, pero no, hay que hacer la enésima intentona de hacer algo original pero usando todos los elementos clásicos del género. Y claro, luego a nadie le gusta. Porque, ¿Dónde está el gore? La cinta pide a gritos algo de casquería, al igual que el aficionado, y nada, podemos esperar sentados que no hay nada de gore. Y este es otro de los grandes problemas de la cinta, la falta de mala leche y violencia.

Y es que hasta la escena de la casa queda del todo desangelada, quizá por falta de una banda sonora más comprometida con la propia acción, o un mejor montaje, ya que aquí el elenco sí cumple. Pero es que toda la parte final es un batiburrillo de ideas inconexas que el espectador no sabe qué hacer con ellas. Además de mostrar unas trampas de guión exageradas, lo cual hace caer en picado a esta producción. Porque toda la resolución es del todo increíble y no consigue sorprender a nadie. Más bien todo lo contrario.

En definitiva, flojo debut de Álvaro Fernández Armero, quién consiguió rodar un título que no gustó ni a los fans de los jóvenes actores ni a los fans del cine de terror. Y es que hay que hacer bastante más para hacer algo mínimamente decente. Y es que no funciona casi nada, ni la fotografía, ni la banda sonora, ni el montaje, ni la dirección de actores, ni la propia dirección. Vamos, un pequeño desastre, que aun con todo, tiene un visionado. Si es que somos algo masocas…

Óscar Arias