Crítica- Kadaicha, la piedra de la muerte (1988)

“Otra rareza ochentera que cumple y poco mas”

Debut de James Bogle el cual ha pasado su carrera en las series de televisión aunque también rodó otro terror independiente, In the winter dark. Con un elenco habitual de la televisión, poco vistos por el género, así solo podemos nombrar a Natalie McCurry, Dead end, Bruce Hughes, Komodo, o a Terry Markwell, vista en Robo warriors.

Alex Sorensen ha construido un complejo urbanístico encima de un cementerio de nativos, donde al parecer hay una antigua maldición debido a la matanza de los mismos. Ahora los adolescentes están soñando con un brujo que les da una piedra, una Kadaicha, la cual les dice que van a morir, cosa que así ocurre. Gail Sorensen es la siguiente en recibir una Kadaicha, ella y su novio, Matt, tratarán de acabar con la maldición.

Un producto ochentero clàsico que toma elementos de diversas cintas de culto de la misma época, así tenemos detalles de Pesadilla en Elm Street o Poltergeist. Creando un guión interesante aunque poco desarrollado durante la grabación. La parte inicial nos augura un gran título, pero la dirección y algunas decisiones argumentales no acaban de colocar a este producto entre los grandes de la década, de los cuales está algo lejos, por otra parte.

Las calidades técnicas son las habituales de las cintas de terror adolescente ochentero, no hay nada destacable, es mas de lo mismo en este aspecto. Lo mas interesante es ese momento de pesadilla que augura la muerte recibiendo una Kadaicha, la piedra del título. Las muertes son violentas, lástima que no fuesen mas explícitas. Tenemos un perro rabioso, una araña mortal, o una anguila asesina, ya que nuestro “demonio” usa animales para llevar a cabo su venganza.

Lo malo, y me repito, es el pequeño bajón que da la cinta en la segunda parte de la misma, cuando se supone que todo llega a su zenit, o quizá sea debido a que las interesantes premisas que se nos muestran no consiguen ser desarrolladas como cabría esperar. O, que demonios, que me esperase otra cosa.

Las actuaciones no acompañan, los perfiles son muy clàsicos. Zoe Carides tiene demasiado peso sobre sus hombros y no es capaz de aguantarlo por si sola. La parte final es algo floja, el chaman bueno realiza una conjuro en contra del “demonio” que resulta patético, además de estar grabado sin fuerza y resulta, por momentos, algo risible. Eso que tenían bastante ganado para haber hecho algo realmente interesante, pero, lamentablemente, se queda como un producto mas, que si bién resulta simpático no consigue destacar salvo por lo poco distribuido que estuvo en su día, que en cierto modo lo convierte en un rareza.

Otro terror ochentero con adolescentes de por medio, esta vez luchando contra una antigua maldición nativa, eso de construir encima de los cementerios nunca fue bueno. La película promete, pero se va desinflando de a poco, quizá le eché algo en falta mas gore o violencia o macarrismo en su parte final, ya que la presentación de la trama es interesante e intensa, una pena. Aunque es recomendable para los degustadores de los terrores ochenteros del estilo, que no son pocos.

Óscar Arias