Crítica- La bella y la bestia (2014)

“Visualmente impresionante revisión del clásico francés, aunque demasiado pomposa en su planteamiento”

Christophe Gans, el director de títulos como Silent hill en 2006, Crying freeman en 1995, o la más afamada El pacto de los lobos en 2005 vuelve a dirigir una película ocho años después. Y para tal menester escogió realizar una nueva versión, y van… , del clásico francés “La Bella y la Bestia”, escrito por Gabrielle-Suzanne de Villeneuve en 1740.  Historia que, supongo, es de todos conocida.

Cuenta con una amplia producción del país vecino, Francia, y así podemos observar unas grandísimas calidades técnicas. Siendo estos elementos los más destacables de este film.

El protagonismo recae en la dupla Léa Seydoux, vista por “Malditos bastardos” y Vincent Cassel, visto en la genial “Irreversible” o en “Sheitan”. Estos están arropados por un interesante reparto, donde podemos ver al español Eduardo Noriega, siempre recordado por sus trabajos con Amenábar, aparte del veterano André Dussollier, y un amplio grupo de actores franceses.

¿Y qué nos ofrece esta nueva versión del clásico de Villeneuve? Pues un más que destacable diseño de producción, el cual está acompañado de una formidable banda sonora, una fotografía cuidada al milímetro, y un diseño artístico digno de mención. Entonces, ¿por qué la película pasa sin mayor pena ni gloria? Básicamente por una dirección algo sobrada, y un montaje pobre. Parece que en la sala de montaje hubo demasiado metraje, y las tijeras no fueron usadas en los mejores lugares. Dejando así una historia, que no por desconocida, da lugar a demasiadas preguntas argumentales. Ya que si nos ponemos a pensar en el devenir de la historia nos surgirían varias preguntas, tales como ¿Qué pasó en la gran mayoría del metraje con la banda de Perducas (Noriega)?  ¿Y cuál es la relación con Maxime?, el hermano de Bella ¿Cómo se enamora Bella de Bestia? Y así podríamos seguir un buen rato, pero mejor no hacerlo.

Quedémonos pues con el soberbio diseño de producción, y diseño artístico. Y sí, es algo pomposo y recuerda a los anuncios de perfumes más pomposos que podamos recordar. Pero funciona, y funciona muy bien. De hecho es, de largo, lo más destacable de una cinta. Una cinta que funciona, pero que pasa sin mayor pena ni gloria. Vamos, no es la mejor versión del clásico francés, pero no es, en absoluto, una mala película.

Cierto es que Gans ha realizado una dirección muy floja, y algo prepotente. La cual se ha dejado llevar en exceso por los retoques digitales, y ha dejado, demasiado, de lado el goticismo y el terror del clásico que Jean Cocteau rodó en 1946. Porque un servidor se esperaba un producto como el que pudo disfrutar, pero algo más oscuro.

Cierto es que no es un producto abiertamente infantil, pero creo que le falta algo de más materia adulta. Porque este importante matiz, unido a una serie de problemas clarísimos en la sala de montaje, nos dejan un producto que pasará sin mayor pena ni gloria.

Por otra parte apuntar que las actuaciones cumplen, y cumplen sin mayores florituras. Ningún actor destaca, y tampoco desentona. Quizá Gans pudo haber hecho algo más en este aspecto, ya que parece que algunos personajes están excesivamente encorsetados con sus perfiles. Falta algo de libertad creativa. Por ejemplo, Cassel está muy desaprovechado, encorsetado en un traje que no le deja mostrar sus buenísimas dotes para la interpretación. Quien diga que es mal actor debería hacérselo mirar.  Léa Seydoux realiza una interpretación de Bella simplona y justa. Aprueba merecidamente y poco, muy poco mas. Eduardo Noriega tiene un perfil que debió dar muchísimo más. Es el malo del cuento, y resulta un poco bufón. Y no por una mala interpretación del actor, sino por una mala planificación de su personaje. Del resto del reparto no cabe la posibilidad de destacar a nadie, cumplen sin más.

Obviamente hay que hablar de los efectos digitales. Muy potentes, y esto no es en absoluto discutible. Cierto es que los perritos son algo tontos, pero son muy monos. Y todo el castillo y el bosque tienen unos diseños y trabajos digitales maravillosos. De hecho lo más destacable es el tramo final, con la lucha de los “condenados” y el grupo de Perducas. Donde veremos a monstruos de piedra, una fotografía apagada magistral, y un ritmo muy superior al del resto del metraje. Lástima de lo abrupto del montaje y de la resolución final. Porque todo este tramo, sin copiar a Tim Burton, sí recuerda a ese cine oscuro y poderoso visto en los últimos tiempos. Y es que los efectos digitales están para ayudar, no para destacar sobre las propias películas. Y en este tramo ayuda, y mucho.

En definitiva, tenemos una versión más que aceptable del clásico francés. Reconozco que puede tener críticas muy negativas por la pomposidad de todo el asunto. Pero a mí me pareció justamente lo que esperaba. Una fábula, no infantiloide, con buenos rubros técnicos y con una historia manoseada a más no poder. Lástima de una dirección tan sobria y un montaje tan descabalado. Para un visionado tiene, dos sería excesivo.

Óscar Arias