Crítica- Los olvidados (2014)

“Slasher de bajo presupuesto que adolece de espíritu propio y buen ritmo”

Manuel León Caballero debuta en el largometraje con este pequeño, pequeñísimo, presupuesto. Parece ser que barajaron unas cifras cercanas a los 1.200€, y el propio autor comenta que se rodó sin equipo técnico y en siete días, con un equipo compuesto por siete personas. Por lo que lo primero que se nos pasa por la cabeza es que estamos ante un producto amateur, y para sorpresa nuestra no es así.

Estamos ante un claro ejemplo del underground hispano, lejano al excepcional estadounidense, pero si manteniendo su misma pasión. Pero en esta ocasión el autor, Manuel León Caballero, se olvida de los cánones del género, y del cine en sí. Así, tenemos una historia sin sentido, la cual deambula entre los cánones del slasher, del cine de fantasmas, y del cine survival, pero todo entremezclado de forma poco convencional, dejando un resultado bastante pobre.

Porque podemos aceptar que las calidades técnicas sean flojas, no así las aptitudes. Por ejemplo, la banda sonora está muy bien montada, pero la fotografía es algo calamitosa. Todo el rodaje es de día, y la continuidad de la luz es inexistente, hay que fijarse en las sombras, por favor. Aunque este matiz es algo habitual dentro de los bajos presupuestos.

Así que nos centraremos en otros apartados. Con respecto al elenco comentar que está formado por actores de la escuela canaria, aparte del veterano Jose Luis De Madariaga, al que hemos visto recientemente por “La hermandad”. Y del elenco decir que si bien está formado por actores noveles, a estos habría que haberlos dirigido algo más. Y es que Jose Manuel Trujillo realiza una buena locución pero mala interpretación gestual, justo al revés que su compañera Saida Fuentes, la cual parece que esté leyendo, pero que gestualmente cumple con cierta solvencia.

Sobre nuestro killer, El Reverendo, poco hay que decir. Es un killer de estar por casa, algo chusco vamos. La máscara no le queda bien, parece pequeña para con la capucha, y sus formas están muy forzadas. Aquí el bueno de Caballero imitó, en malo, a los grandes Voorhes y Myer pero con poca fortuna y destreza.

Algo similar pasa en las persecuciones, por cierto, demasiadas para la duración de la película. Persecuciones estas del todo desangeladas, bastante mal rodadas y montadas, dejando muy poca fuerza visual a estos importantísimos momentos. Quizá esto sea debido a los continuos planos del killer en estático, mientras que los personajes corren, sin mucho garbo, por cierto.

Además tenemos elementos sobrenaturales, los cuales no se acaban de entender. La hermana de Sara aparece como fantasma, ¿o zombie?, y el propio final es del todo inconexo y sin sentido. No sé muy bien si es que el autor se olvidó de montar alguna secuencia, o que el guion, obra suya por cierto, era así. La verdad es que es algo calamitoso.

Curiosamente este trabajo ha sido seleccionado para el festival de Sitges 2014, por el cual pasó sin mayor pena ni gloria, aunque es una buena carta de presentación para futuros proyectos. Porque lo que sí es destacable es que con este presupuesto no tengamos la impresión de ver un trabajo amateur, no obstante Caballero ya rodó un cortometraje en 2003, “Nasciturus”, y otro en el 2009, “Verónica”, como intento de crear un largometraje a raíz de él, algo que todavía no consiguió.

En definitiva, un trabajo menor de bajo presupuesto que tiene un guión que hace demasiadas aguas, y un ritmo poco saludable. Pero con todo en sus escasos 64 minutos, grandísimo acierto del director, no llegamos a aburrirnos del todo, aunque haya momentos muy menores, y si bien no es un trabajo del que poder decir mucho, si se suma al maravilloso universo de los slasher underground. Solo ha faltado algo más de mala leche, tanto en el rodaje como en la sala de montaje.

Óscar Arias