Crítica- Siniestra cacería (1979)

“Telefilm setentero sobre un vampiro”

Telefilm vampìrico dirigido por E.W. Swackhamer, siempre recordado por dirigir Spiderman (1977), aunque tambièn le debemos cintas como Muerte en la mansiòn del amor o Terror at London Bridge. Con un elenco muy famoso dentro del gènero encabezado por Jason Miller, mìtico padre Carras de El exorcista, Richard Lynch, Cut and run, y E.G. Marshall, Los ojos del diablo, que estàn acompañados de Joe Spinel, Maniac, Kathryn Harrold, Alas en la noche, Jonelle Allen, The midnight hour, Jessica Walter, Escalofrìo en la noche, Scott Paulin, Knights, David Hooks, The clonus horror, y Brendan Dillon, Bug.

Unas excavaciones en el terreno de una iglesia derruida despiertan a un vampiro llamado Anton Voytek, pronto se codearà con la alta sociedad y se acercarà al arquitecto John Rawlins y a su mujer, a la que acabarà asesinando. Entonces John Rawlins enloquecerà y solo Harry Kilcoyne, ex-policía, le creerà y ayudarà, asì ambos se sumergiràn en una cacerìa del Prìncipe vampiro al que Harry Kilcoyne conoce desde hace 40 años.

Interesante telefilm que guarda todas las cualidades de los telefilms de gènero de la època pero que ademàs sabe conseguir un semi estilo personal, aunque es ciertamente deudor de la saga Kolchak y sus dos incursiones cinematogràficas, principalmente, aunque resulte algo inferior en lìneas generales.

Con unos decorados y localizaciones decentes, gran direcciòn de actores, fotografìa bastante desigual y una banda sonora que pudo dar mas de si. Al menos la direcciòn sabe lo que quiere, algo de agradecer, y aunque mantenga un ritmo lento, por momentos es bastante lineal, los momentos màs àlgidos lo parecen mas, siendo esto un gran acierto por parte de E.W. Swackhamer.

Es curioso ver a Jason Miller realizando una interpretaciòn algo similar a la que le subiò a la fama, el padre Carras, quizà nunca se pudo quitar el San Benito, o es que realmente ese era su registro y no era capaz de salir de el. Algo similar pasa con Richard Lynch, el cual se excede en representar a un vampìro algo impàvido, que sumado a la sempiterna cara de Lynch nos deja algo fríos. Aunque hay que reconocer que le pega el personaje, por otro lado E.G. Marshall realiza una gran labor, làstima que su atuendo y algunas formas recuerden tantìsimo a Carl Kolchak, una pena.

Lo que mas me llamò la atenciòn es el buen uso del ritmo cinematogràfico de esta cinta, no es redondo, ni mucho menos, pero si sabe realzar los momentos clave, y no solo con ruidos o zooms, sino con la propia imagen, algo destacable.

El vampiro es bastante clàsico, usa sus poderes psiquicos para dominar a sus presas, aunque la decisiòn de mostrarlo como un ser huidizo no acabò de convencerme. Esos momentos, algo alargados, donde nuestros héroes buscan entre las ochenta posibles ubicaciones del vampiro me resultan muy forzadas, asì no me extraña en absoluto el, libre, tìtulo de la ediciòn española, que resulta del todo acertado.

Por otra parte el final es bastante clàsico, rodado de forma algo ràpida y tosca que nos deja con la miel en los labios ya que no finaliza sino que deja las puertas totalmente abiertas para una continuaciòn, algo que, desgraciadamente, no ocurriò.

Telefilm setentero sobre un vampiro. Es un tìtulo bastante curioso aunque adolezca de algo de valor para haber dado un buen golpe en la mesa, no sobrepasa ningùn lìmite y, quizà, se quede en tierra de nadie. Aùn asì su visionado es del todo entretenido, no da mas de lo que da, y lo que da es, al menos, gratificante. Quizà sea un producto cercano a Diario de un vampiro, en sus formas, de hecho formarìan una gran sesiòn doble aunque esta tiene un ritmo mucho mas acertado.

Óscar Arias