Crítica- Rana, la leyenda del lago de las sombras (1975)

“Otra de monstruos dirigida por Bill Rebane con el espíritu del cine de los 50- 60″

Otro terror con monstruo de por medio del especialista Bill Rebane, recordemos que en la década de los setenta rodó Monster a go- go, La invasión de las arañas gigantes, La leyenda del Yeti o Invasion from inner earth. Decir que era un director de bajos presupuestos y con un estilo cercano al telefilm. Esta película supuso el debut para la mayoría del elenco, o simplemente su único trabajo cinematográfico. De entre todo el elenco podemos destacar a Jim Iaquinta que participó en otro terror de Rebane, The game, y a Richard Lange, que aquí hace de Hombre- rana y que hizo también de demonio en otra de Rebane, El demonio de Ludlow.

Kelly está con su novia en el antiguo lago donde vivía con su padre con ganas de hacer una expedición, entonces le contará la historia de lo sucedido años atrás y como surgió de las aguas un Hombre- rana que era el Dios de un antiguo culto y como consiguió sobrevivir de la matanza provocada por Él, donde no se salvo ni su propio padre, ni unos leñadores, ni el viejo Charlie, que era el que seguía manteniendo al Hombre- rana alimentado y calmado.

Partiendo de una trama nada original, muy deudora del cine de monstruos de los 50 y 60, o de la más reciente Octaman, pero con el detalle de contar una historia en primera persona. Buen matiz este aunque no quede del todo conseguido, Rebane trata de seguir mostrando cine barato de monstruos, algo que, al menos, consigue, aunque, nuevamente, las calidades dejan algo que desear y sin llegar a ser un telefilm se aproxima en demasía a sus cánones.

Nos muestra en pocas ocasiones al monstruo, solo al final y salvo un primer plano rápido el resto es de pasada o refilón, vamos que nos mantiene algo espectativos durante todo el metraje, con una historia sobadísima y sin muchos interés, para no acabar de mostrarnos de forma clara el gran reclamo de la cinta, un Hombe- rana.

Pero al ver al monstruo, o mejor dicho cutre-monstruo, que usa la técnica del Suite-motion, la película acaba por pasar al lado de las cintas del montón, muy del montón, nada durante todo el metraje es digno de mención. Solo quedando así el peso de la cinta en la aparición del monstruo y este defrauda, su apariencia es una especie de cutre monstruo de la laguna negra, de hecho el monstruo clásico es infinitamente mejor al que vemos aquí, en todos los sentidos.

Aparte Rebane no sabe encajar bien la historia, es decir, Kelly Sr. es quién cuenta su historia, pero no encaja en ningún momento con las secuencias donde le vemos a él en la cabaña con su novia, ya que parecen formar parte de la historia, y hasta pasados unos segundos no nos damos cuenta que estamos ante el narrador de nuevo, entonces o el montaje es calamitoso o la dirección obvio este detalle por completo, casi me decantaría por esta última opción.

Además al contarnos una historia tan sumamente sobada, con el viejo “loco” que es el que sabe la verdad, los buscadores de algún tesoro, y el chico guapo y su novia, de forma tan habitual la película no aporta gran cosa, y cuando llegamos al final presuponemos lo que va a ocurrir, y, lamentablemente, no nos equivocamos. Además la falta de fuerza de las secuencias finales es ciertamente alarmante, menos mal que aunque se deja la puerta abierta para una continuación nunca se rodó, porque no estamos ante un buen trabajo del bueno de Bill Rebane.

Otra de monstruos dirigida por Bill Rebane con el espíritu del cine de los 50- 60, pero esta vez con una dirección menor, actuaciones planas y sin fuerza y un montaje y trama bastante pobres que nos dejan del todo fríos. Encima el monstruo es bastante cutre, excesivamente cutre diría yo, y se nos muestra muy poco, si hubiese hecho como en Octaman que nos muestran el monstruo en todo momento, seguramente que esta cinta sería más recordada, ya fuese para bien o para mal.

Óscar Arias