Crítica- Lecturas diabólicas (1989)

“Pequeña joyita de finales de los ochenta”

Otra joyita de Tibor Takács, recordemos que nos ha legado ambas entregas de La puerta, Ratas en el internado o Mutaciòn y que parece que ha regresado con ganas de volver a asustar a las nuevas generaciones. Protagonizada por Jenny Wright, recordada por Los viajeros de la noche y El cortador de césped, acompañada de Randall William Cook, tècnico de efectos especiales que realizò los de este tìtulo y que ha participado en la trilogia de El señor de los anillos, Doctor Mordrid o Poltergeist 2, entre otros tìtulos, o Clayton Rohner, Monstruos en la noche o Infierno blanco, o Raf Nazario, Boogeyman 2.

Virginia es una bibliotecaria obsesionada con los libros de terror, ademàs acaba de descubrir a un nuevo escritor, pero pronto lo que lee comienza a ocurrir y no sabe que es real o ficticio. Su novio Richard, que es detective, trata de ayudarla pero la presencia del misterioso Dr. Kessler, que resultarà ser el propio autor de esos libros y que trata de regenerar su rostro, parece ser la culpable de todo. Finalmente la realidad y al ficciòn se daràn la mano y la lucha final serà tremebunda.

Otra simpàtica muestra ochentera con varios de los elementos del porqùe esa època es la denominada època dorada del cine de gènero. Aquì tenemos un guiòn ya visto, personajes tìpicos, asesino clàsico, aunque toma elementos del nuevo slasher, y un monstruo. Pero en este caso este monstruo està realizado bajo la tecnologìa del Stop-motion, dando de este modo un toque original y ciertamente llamativo a este tìtulo, que solo por este detalle gana enteros.

Ademàs al ser una obra de Tibor Takács, un habitual del cine de gènero, y contener unas calidades aceptables, no nos queda otra que afirmar que estamos ante otro de esos productos simpàticos de los ochenta, aunque sean los finales.

La cinta toma elementos ya vistos y los mezcla. Tenemos Mad Doctor, momentos slasher, venganza, policía torpòn, muertes violentas y monstruo. Todo bastante bien aderezado que consigue crear una interesante pelìcula de gènero, quizà vista a día de hoy resulte algo menor, debido quizà a su ritmo marcadamente ochentero y a que a dia de hoy resulta algo inestable.

Aunque la uniòn de diversos elementos de cómics Pulp la hace destacar dentro del resto de cintas del estilo, no obstante en este tiempo salvo cintas de historias o la serie Historias de la cripta nadie mas tomaba elementos de este tipo, salvo contadas excepciones como la que nos ocupa.

Lo mismo pasa con los personajes, tan tòpicos, pero al menos cumplen. Hay que destacar a Jenny Wright que realiza una mas que interesante interpretaciòn, al igual que Randall William Cook que realiza un Mad Doctor muy acertado, con una mirada y una caracterizaciòn realmente potente, que recuerda mucho a alguno de los asesinos clàsicos de la AIP.

Aunque el momento àlgido de esta cinta es la lucha entre el Mad Doctor y su criatura, realizada en Stop- motion por el propio Randall William Cook de forma bastante acertada aunque no llegue a las calidades de Harryhausen. Esta lucha, rodada en primer plano, es simplemente genial y por si sola consigue que esta pelìcula se halle entre las mas recordadas de finales de la dècada, con todo merecimiento. Pocas veces cinco minutos consiguen redondear una pelìcula completa y dejarnos con un sabor de boca ciertamente agradable.

Eso que la cinta envejeciò mal, tiene momentos menores o ni si quiera es la mejor obra de su director, pero aun con todo este tìtulo es de los mas recordados de finales de los ochenta, con todo merecimiento.

Pequeña joyita de finales de los ochenta que quizà haya envejecido algo mal pero que contiene momentos sublimes, especialmente la lucha entre un monstruo realizado en Stop-motion y el malo de turno. Curiosamente hay aficionados que detestan este tìtulo, algo que me cuesta aceptar, ya que es una de esas pelìculas realizadas para el fan, ni mas ni menos, y si no se le encuentra nada interesante me pregunto yo si es que se aprecia el gènero. Mas de uno deberìa hacerse esta reflexiòn.

Óscar Arias