Crítica- Gothic (1986)

“La visiòn fìlmica de lo acaecido la noche donde se gestò el Frankenstein de Shelley”

Otra locura pseudo gòtica de Ken Russell, recordemos que otros de sus trabajos son Los demonios, La guarida del gusano blanco o Viaje alucinante al fondo de la mente. Esta vez toma el guiòn de Stephen Volk que narrà la famosa velada donde se creò al mìtico monstruo de Frankenstein entre otras criaturas.

Contando con un elenco reconocible y con cinco claros protagonistas, tenemos a Gabriel Byrne, La asesina, Stigmata o Asalto al distrito 13, a Julian Sands, Diario de un vampiro, Warlock o Romasanta, a Natasha Richardson, recientemente fallecida, Sombras del pasado, a Timothy Spall, Sweeny Tod o Harry Potter, y a la debutante Myriam Cyr vista posteriormente en Frankenstein evolution o Speceis 2.

Un grupo de escritores bohemios deciden pasar un noche en Villa Diodati, propiedad de Lord Byron, para dar rienda suelta a sus peores pesadillas y asì crear obras perecederas que asusten a su generaciòn y a todas las venideras. Asì pasaràn una noche edulcorada de làudano que les ayudarà a sacar sus mas oscuras pesadillas. Asì Mary Shelley diò a luz al legendario monstruo de Frankenstein, como libro mas destacado dentro de esa noche de pesadilla.

Otra locura surrealista de las manos de Ken Rusell, con infinidad de elementos pertenecientes a la literatura del Marquès de Sade, representados mayoritariamente en el personaje de Lord Byron, con un buen guiòn, interesante puesta en escena, y grandes decorados.

Pràcticamente toda la acciòn transcurre en el interior de la mansiòn. Buen elenco que realiza buenas interpretaciones, aunque con un montaje poco ágil y algo alocado en alguna parte, o en demasiadas.

Unos años mas tarde el director Gonzalo Suarez retomarìa la misma historia, que es del todo real, para realizar otra pelìcula, Remando al viento, con Hugh Grant a la cabeza, la cual tengo pendiente.

Pero la cinta tiene demasiados momentos tediosos, con una falta de ritmo sorprendente que Russell trata de paliar con flashes surrealistas y una consecuciòn de escenas, actos y planos a cada cual mas imaginativo, que es lo mejor de toda la cinta. Vemos las mentes locas de los distintos autores y asì sabemos como surgieron esos monstruosos libros.

Las actuaciones brillan con luz propia, todos los personajes estàn muy trabajados y el elenco realiza un gran trabajo, destacarìa a Timothy Spall, como un perturbadìsimo Dr. Polidori, con varios matices sacados de la obra del Divino Marquès, aunque Gabriel Byrne como Lord Byron parece un héroe de la literatura de Sade, aunque peque por momentos de humanidad, pequeño detalle este que no me agradò. Aunque la cinta no es un referente Sadiano, aunque me hubiese gustado ya que tiene infinidad de elementos en comùn.

Toda la parte final, despuès de diversas paranoias, provocadas por el láudano, es sin duda un gran ejemplo de anarquìa fìlmica bajo control. Lo malo es el montaje que no ayuda y parece estar en otro mundo al que Russell pretende introducirnos con la sucesiòn de imàgenes.

Eso sì, no hay que dejar de reconocer que esta parte contiene momentos de enorme potencia, tensiòn y terror, aunque debido al irregular montaje no se disfrute al màximo. Eso que la banda sonora y la actuaciòn soberbia de Natasha Richardson no deja indiferente a nadie, en mucho tiempo no vi unos momentos tan potentes y sugerentes, que trato de copiar en su posterior La guarida del gusano blanco, algo que no consiguiò debido al abuso del croma.

Por cierto, no me gusta el final estrictamente de esta cinta, con la habitual “que paso con..” de cada personaje, no mantiene el tono de la cinta, ni las formas.

La visiòn fìlmica de lo acaecido la noche donde se gestò el Frankenstein de Shelley, junto a otros monstruos menores. Toda una paranoia de Russell aunque quede lejos de sus mejores obras, especialmente de Los demonios. Siempre me diò la sensaciòn de poder haber sido mucho mejor pelìcula, ya que elementos tenia para ello, pero no consigue conjugar todos de forma adecuada y acaba ofrecièndonos un producto interesante pero nada especial, siempre me dejò algo seco.

Óscar Arias